Dios me ha tenido inquieto y he estado trabajando hace semanas un mensaje que tiene que ver con esta temporada; creo que esta enseñanza no sólo es para nuestro país sino que hay países que en general están entrando en otra condición, y no tiene que ver con el Covid-19, sino con los movimientos que están ocurriendo en el mundo entero por nuevos gobiernos, de nuevos pensamientos, que tal vez no son tan nuevos pero que en esta temporada están empoderándose en las naciones.
Es muy triste ver lo que está ocurriendo en Chile y en otras naciones, este pensar anti Dios. Lamentablemente el presidente de este país, que al principio tenía una propuesta de defender el matrimonio según lo ha establecido por Dios, hace un par de semanas anunció el cambio. Y no piense que estamos en contra de, el tema es que Dios tiene leyes y principios, y cuando una nación comienza a desobedecer esos principios, producto de la desobediencia esa nación va a caer en maldición. No es Dios el que trae la maldición, sino que la Palabra del Señor dice que Él nos ha puesto delante de la bendición y la maldición, y Dios dice escoge pues qué camino seguir, y si escogemos mal no nos puede ir bien, al contrario.
Ante todo esto, Dios me llevó a meditar sobre la historia de un hombre extraordinario de la Biblia que se llama José. Lo que hay en mi espíritu, me dice que viene un tiempo donde va a haber mucha hambruna en este país y en las naciones de la tierra, viene una escasez. Recuerde que hemos hablado de que estamos en los últimos tiempos, próximos a la venida de Jesús. Por eso, vamos a ver a través de José cómo debe prepararse un pueblo, cómo y cuál debe ser el corazón de ese pueblo, y qué actitudes tuvo José, que lo llevó a que fuera tan grande, para que hasta ahora sea recordado
“Así halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía” Génesis 39:4. Ese hombre de autoridad que era el Faraón, le entregó todo para que José lo administrara. Hoy le quiero decir cuáles fueron las tres cosas que hicieron grande a José, y sepa usted que lo que le voy a enseñar en este día es de vida o muerte para lo que se viene para esta nueva temporada.
1.- José tenía una convicción muy fuerte, a pesar de las situaciones que vivió en su familia, él sabía quién era y de quién dependía él. José fue extremadamente amado por su padre, según Génesis 37:3, José marcó el corazón de su padre por haberlo tenido en la vejez y su papá le demuestra ese amor dándole una túnica que era especial por sus diversos colores. Por ser José el hijo favorito, crece una enemistad entre sus hermanos, esta condición del padre abre la puerta para que exista una división en la familia.
Si se da cuenta, le estoy hablando de la vida de José, pero le estoy hablando de usted delante de Dios, y producto de ese amor que Dios tiene por usted y por mí, hace que otras personas nos envidien y puede generar división en las familias. En Génesis 37:4, vemos producto de este amor que tenía Jacob por su hijo José, este era aborrecido por sus hermanos, en este tiempo de pandemia nosotros hemos sido extremadamente bendecidos y otros están en escasez, y eso en algunos ha generado envidia.
Fue tal grado el aborrecimiento hacia José, que sus hermanos querían matarlo, pero uno de ellos, Rubén, intercede para que no lo maten y terminen vendiéndolo. La envidia nos hace crecer en el corazón un deseo maligno, un deseo del diablo, un hijo de Dios no puede tener en su corazón este espíritu.
Cuando José siendo un joven es vendido como esclavo, pierde todo derecho sobre él porque ahora tiene un amo que decide por él. José tenía privilegios en la casa de su Padre, era el favorito, y pasa a ser un esclavo, pero por encima de eso, mantuvo su convicción, es un esclavo con firmes convicciones sabiendo quien es, conocía al Dios de su Padre, sabía la Palabra, fue esclavo en contra de su voluntad, a diferencia de Jesús que se hizo esclavo por amor a nosotros.
Podemos ver que los hermanos de José lo abandonaron, así como a Jesús también lo abandonaron. Este hebreo hijo de Dios es vendido a los egipcios, y cuando es llevado a la casa de Potifar, José mantuvo su identidad, cuando entra a este lugar comienza a aprender muy rápido, se reinventa, José piensa: yo sé que hoy soy esclavo pero mañana no lo seré.
La Biblia nos enseña que Dios bendijo a José, a tal punto que Potifar empieza a prosperar, gracias a que en su casa hay un hijo de Dios, hay un hombre con propósito. Todo lo que José tocaba era bendecido y multiplicado, lo que lleva a que Potifar lo ponga al frente de toda su casa.
Dice Génesis 39:6, que José era de hermoso parecer y tenía buen semblante, porque él sabía quién era y decidió ser feliz. A pesar de ser un esclavo Dios lo bendice, no necesita estar a cargo de todo para ser bendecido, la bendición de Dios estaba con él. José no tuvo que esperar ser jefe para estar bendecido, siendo esclavo era bendecido.
“Los patriarcas, movidos por envidia, vendieron a José para Egipto; pero Dios estaba con él” Hechos 7:9.
2-. José fue un hombre que vivió en santidad. Lo demuestra cuando la mujer de Potifar se le insinúa, él supo rehusar la invitación de la esposa de Potifar. José para ese tiempo debió haber tenido unos diecisiete años, y a esa edad las hormonas andan todas revolucionadas, y que a esa edad una mujer que según la Biblia era muy hermosa, se le insinué a un joven como José no debió ser fácil pero él huyó de las pasión juvenil como lo dice la Palabra. Para estos tiempos se podría decir que José fue acosado sexualmente, y no fue una sola vez como lo vemos en Génesis 39:10, o sea que el pecado le tocó la puerta varias veces, pero él le responde que a pesar de que está a cargo de toda la casa de Potifar, hay sólo una cosa que no puede tocar, y es a su mujer.
José respetaba a quien le dio toda la autoridad, él entendía que no podía ser desleal con Potifar ni pecar contra Dios, porque no sólo era traicionar a Potifar sino pecar contra Dios. La decisión de pecar es personal, de cada uno de nosotros, la victoria que Cristo Jesús tuvo en la cruz del calvario, nos ha dado la autoridad para decirle al pecado que no, por tanto, vivir en santidad es una decisión personal.
La Biblia nos habla, que José fue encarcelado por culpa de esta mujer que lo acusó por no tener lo que ella esperaba; José estando encarcelado por varios años, interpreta los sueños del copero, y este hombre parece ser que se olvida de José. No sé si usted ha experimentado esto, a veces usted orando y creyendo pidiéndole algo a Dios, y como que el cielo está en silencio y le entra ese bichito de la duda si Dios lo escucha, si Dios lo ama, pero el Señor siempre tiene algo guardado para sus hijos.
Dios está con José en la cárcel, le da gracia ante el carcelero, llegando a estar a cargo de los demás presos. José está preso pero no se pone a llorar, sino que se reinventa y por eso Dios lo bendice. Usted no puede tener mentalidad de esclavo para conquistar, José era esclavo pero no tenía esa mentalidad.
Cuando el Faraón tiene los sueños, el copero recuerda al hombre del calabozo que interpretó sus sueños, porque aunque los hombres se olviden de ti, Dios no se ha olvidado, si Dios te prometió algo, Él lo va a cumplir. El copero se olvidó por un tiempo de José, dice Génesis 40:23, pero Dios seguía con José en el tiempo de crisis, así como ha seguido con nosotros durante toda la pandemia. En Génesis 41:38-43, vemos que faraón reconoce que Dios está con José, reconoció su santidad y su servicio.
3-. José tenía un corazón para perdonar. A la mayoría de nosotros nos gusta que nos pidan perdón pero nos cuesta perdonar, el problema es el orgullo. José nos enseña que perdonar es dejar atrás el pasado, sus hermanos le tenían envidia, lo querían matar y terminaron vendiéndolo como esclavo. Luego José predice los siete años de bendición y los siete años de hambruna, y los hermanos de José vienen a Egipto porque esa tierra estaba siendo bendecida.
El mensaje para la iglesia en este día, es que a partir de hoy, usted tiene que ser muy sabio con lo que hace con su dinero, tiene que salir de deudas, y aprender a ahorrar. Dios me ha estado inquietando, diciéndome “dile a la iglesia que aprenda a ahorrar, que salgan de deudas, que vivan el día a día, porque vienen tiempos de sequía, de hambruna, por eso es ahora que tenemos que ser precavidos”.
Llegan los hermanos de José a Egipto, y él los recibe, él podía cobrar venganza en contra de ellos porque tenía autoridad, pero José tenía un corazón para perdonar, José aprendió a perdonar a quien lo ofendió, porque perdonar a quienes nos ofenden perfecciona el amor de Dios a nosotros, mientras que, no perdonar al prójimo estorba nuestro servicio a Dios.
“Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda” Mateo 5:23-24.
Iglesia, no podemos entrar en esta nueva temporada, que va a ser muy dura porque estamos en los últimos tiempos, sin tener la convicción de quien somos en Dios, sin dejar el pecado y guardarnos en santidad, y sin tener un corazón perdonador. José nos enseña que hay que perdonar para poder ver al Padre.
Pueblo de Dios, me paro en este lugar con mucho temor, para decirte algo que Dios nos ha hablado, está habiendo un movimiento del diablo tremendo, el infierno está convulsionado, ¿por qué cree usted que en este país las iglesias las tienen cerradas, al diablo le conviene que quienes somos la voz, la sal, estemos callados.
Hoy quiero decirte que viene un tiempo para este y otros países, donde va a haber escasez, donde habrá muchas necesidades financieras, habrá hambruna. Chile después de ser un país prosperado, bendecido y multiplicado por años, va a vivir un proceso de hambruna y la razón es que el pecado ha subido delante de la presencia de Dios, hemos escogidos autoridades que han decidido desobedecer a Dios, y viene la maldición, más los que tengamos la visión que José tuvo, la hambruna que venga no nos va a tocar.
Siento en mi espíritu, que en esta temporada, los hijos de Dios vamos a ser la gente más bendecida, los recursos de empresas y de millonarios pasarán a nosotros sobrenaturalmente, hemos experimentado cuentas y deudas que Dios nos paga, y eso no es nada para lo que va a venir a partir de ahora. Este es el tiempo en que usted y yo vamos a ser prosperados y multiplicados, y no hablo de la teología de la prosperidad, sino de lo que el espíritu de Dios ha estado hablando a esta iglesia, a esta nación, sobre esto.
Mi misión es dejarte la puerta y prepararte para que entres, por eso es que Dios me tenía meditando la historia de José. Las características que tuvo José, para que en tiempos de sequía el fuera extremadamente bendecido en el momento más difícil de la tierra, él tuvo el corazón y la capacidad de alimentar
a su familia.