Dios estableció un patrón en Su Palabra para entrar en Su Presencia. Recordemos cómo Dios liberó a Israel, destacando como eligió a Moisés y la liberación la trae a través de Moisés para liberar a Israel y así se edifique un Tabernáculo, libere una nación y este Su Pueblo le adore. La palabra Tabernáculo significa habitación, entonces Dios le dice a Moisés que libere a su pueblo para que ellos creen una habitación donde la Presencia de Dios desciende y se manifiesta.
Existen tres atrios donde el pueblo debe tener que pasar, son: el lugar de fuera, el lugar del medio y el de adentro. El lugar interior es el más íntimo, recordemos que en el nuevo pacto y se quiere entrar en la Presencia de Dios se comienza a través de Jesús, porque sólo por medio de Él existe libertad para entrar en Su Presencia, pero esta es la primera puerta en donde usted y yo comenzamos a calificar a estar cara a cara con Su Presencia.
Al igual que en lo natural, cuando se busca hablar con alguien de autoridad, existen protocolos para ser atendido, escuchado y presentado. Del mismo modo pasa en el Espíritu, porque Dios también se mueve por patrones, Él así opera y establece estas tres puertas.
El conectarnos con la adoración entramos a la primera puerta que nos califica para entrar a Su Presencia, nos disponemos y rendimos para entrar en los atrios, el lugar Santo que es Su Presencia.
Salmos 100:4 nos dice: “Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre.”
No dice entra por el atrio con el pliego de peticiones, solo dice entra, o sea primero califica para entrar en Su Presencia con acción de gracias. Debemos ser agradecidos con todo lo que Dios nos ha dado, debemos entregar acción de gracias.
Los atrios es el lugar en donde Dios comienza a manifestarse, es donde Dios desea manifestar, pero para ello debemos disponernos para comenzar a calificar y solo así el ambiente privado de Dios se empieza a manifestar.
Es un ambiente con Dios que se debe crear personalmente, es algo personal en donde cada uno debe entrar a Su Presencia.
Dios puso estos tres atrios, el del medio es donde solo presentamos adoración, y finalmente el lugar santísimo es la atmosfera personal con Dios, es donde Dios nos cuida y resguarda en Su Presencia. Pero se debe tener cuidado, porque solo pocos entran.
Dios no puede romper el protocolo, porque si bien sólo a través de la sangre del cordero tenemos libre acceso, primero se debe cumplir el protocolo.
¿Cómo sabemos que no logramos entrar a Su Presencia? Cuando vienes afligido te retiras en paz sabiendo que en Su presencia Dios está en control.
Hebreos 10:19 nos dice: “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo”.
¡Tenemos libertad para entrar al lugar Santísimo! Somos bienaventurados, Dios nos invita a entrar allí.
Salmos 65:4 nos dice “Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti, Para que habite en tus atrios; Seremos saciados del bien de tu casa,
De tu santo templo.”
No cualquiera entra al lugar Santísimo, Él elige y escoge a los bienaventurados a través de Jesús en donde Su Presencia nos quebranta. Entramos en la casa de Dios, es por ello por lo que decimos que el domingo es el día del Señor, reconocemos que es el día en donde vamos a la casa de Dios y entramos en Su Presencia.
Toda la Palabra de Dios nos invita a buscarlo. 1 crónicas 16:11 dice “Buscad a Jehová y su poder; Buscad su rostro continuamente.”
Todos los días, de forma continua, a cualquier horario, en todo momento podemos buscar Su Presencia. Cuando entramos en Su Presencia Dios mismo se manifestará en su vida, es algo que siente y experimenta.
Si buscamos y permanecemos en Su Presencia podemos ver estas 8 manifestaciones que vienen de Dios:
• Se presenta Dios mismo
• Su rostro se dará a conocer
• Su Favor cae y reposa sobre nosotros
• Su Vida plenamente estará sobre nosotros
• Su Poder caerá sobre nosotros
• Su Protección nos guarda
• Su Gloria
• Su Riqueza
Mientras estemos orando Dios opera en lo Sobrenatural, Dios se manifiesta cara a cara con los que pasan tiempo con Dios.
Salmos 73:25, “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.” Solo a Él debemos desear, sólo a Él debemos buscar. Dejando de lado lo que nos impide estar rectos delante de Dios, dejando de lado lo que nos aparta de Su Presencia. Se debe presentar todo lo que está desalineado de Su Presencia. Debemos cuidarnos, también de los pecados invisibles a nuestros ojos, recordemos que todo pecado nace en el corazón, entonces, debemos presentarnos completamente, lo visible o lo invisible.
Solamente así Dios se manifestará. Dios quiere obrar, pero debemos disponernos, Dios quiere hacer lo imposible posible en nuestras vidas, pero somos nosotros quienes debemos accesar.