Toda la semana el Espíritu de Dios me estuvo ministrando sobre la dimensión del mundo espiritual. ¿Sabía usted que, un alto porcentaje de las personas que asisten a la Iglesia, pensando que ya el servicio está programado que nada sobrenatural va a ocurrir?, pero déjeme decirle que esta casa es apostólica, por lo que una de nuestras misiones es traer el poder sobrenatural de Dios aquí y ahora.
Usted debe venir con expectativa diferente, porque eso produce un cambio en la atmósfera. Si vamos a Génesis, vemos que a la voz de Dios todo fue hecho, Él no lo pensó, sino que lo dijo; por lo que cuando adoramos, no debemos hacerlo en la mente sino con nuestra voz, eso va producir algo. Hay un poder cuando usted adora a Dios, cuando damos gritos de victoria al Señor.
Ahora bien, con los ojos no vemos nada, pero en el espíritu estamos creando algo. Cuando oramos por alguien, no lo debemos hacer con la mente sino con la boca declarando el poder sobrenatural de Dios.
En este sentido quiero enseñarle algo, ¿Qué es la fe de Hebreos 11:1?
- La fe es la habilidad que Dios nos da a todos los cristianos para creerle.
- La fe es la habilidad dada por Dios para creer que todo lo irrazonable puede ocurrir.
- La fe es la sustancia que está derramada en nosotros.
- La fe es la habilidad que da Dios para entrar al mundo invisible, la dimensión de lo sobrenatural.
- La fe es la esencia, no podemos conocer a Dios si no lo hacemos por la fe.
- La fe se hace crecer. En Romanos 12:1, podemos leer que Dios nos ha dado una medida de fe a cada uno, y lo extraordinario es que esa medida va creciendo.
- La fe es el telescopio de Dios para ver las cosas invisibles. Hay cosas que Dios tiene preparada para usted y para mí, que solo con fe podemos ver.
- La fe es un músculo que necesita ser ejercitado para desarrollarse. Y la ejercitamos a través de la oración, predicándole a la gente afuera, leyendo la palabra.
- Por la fe el justo vivirá, según Romanos 1:17. En el original no dice vivirá, sino “se revela”, es para tener mayor revelación espiritual e ir de un nivel a otro.
Con todo esto quiero decirle que, por fe, los hijos de Dios vivimos en dos dimensiones, la natural y la espiritual, que también le llaman en la Biblia “la dimensión de la Gloria de Dios”. Esta dimensión tiene tres cosas importantes: es eterna, invisible y permanente.
Dios habita en lo sobrenatural y en lo natural, y donde quiera que vayamos los hijos, Cristo va con nosotros, porque Jesús está vivo, resucitó, está con el padre en la eternidad y camina con el pueblo en lo natural.
Hoy declaramos que por nuestra fe entramos en la dimensión sobrenatural, en el aceleramiento de la eternidad, y empezamos a ver lo invisible a los ojos naturales.