En un momento de nuestro vivir, decidimos entregarle nuestra vida a Jesús, pero primero Él nos encontró y nos hizo una invitación para salvarnos. Él tiene un plan para cada uno de nosotros, pero en el camino viviremos procesos para llegar al destino que el Señor nos ha trazado.
¿Estás dispuesto al proceso?
El libro de Jeremías 18:1-4 dice: Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: 2 Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. 3 Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda.4 Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla.
Que bello es el Señor, que nos ha dado su Palabra, y de muchas maneras quiere relacionarse con su pueblo, quiere hablarnos.
En este texto, leemos que Dios le habla a Jeremías, y le dice que vaya a la casa del alfarero, y si lo traemos a nuestra vida, la casa del alfarero es donde venimos a congregarnos, donde nos reunimos cómo la iglesia de Cristo que somos.
Otro detalle que podemos resaltar, es la relación entre el alfarero y el barro, que seríamos, Dios y nosotros. Y allí, comienza el proceso para ser su obra terminada.
En el caminar, nos vamos deformando por las corrientes de este mundo, por la carne, y por cada decisión fuera lo que Dios tiene para nosotros.
Hay varios detalles que debemos destacar de la tarea y de los instrumentos del Alfarero:
• Usa el agua: Permite que el barro no se ponga duro, y representa El Espíritu Santo de Dios, que nos da vida.
• El torno (la rueda): Es donde gira el barro para darle la forma, y esto representa las circunstancias de la vida, las pruebas que van midiendo nuestra fe, nuestro amor y obediencia.
• Instrumentos para dar forma y figura: Es lo utilizado para ir perfeccionando los detalles, esto representa la vida de pastores, líderes, hombres y mujeres que Dios ha puesto a nuestro lado para enseñarnos y formarnos.
• Horno: genera temperaturas suficientemente altas como para completar los procesos, esto representa las luchas, y todo aquello que nos lleva a ser perfeccionados.
Amados, el Señor como alfarero tiene un plan con todo este proceso de formación.
El plan es es ver el producto terminado, Él ya tiene en su mente el proyecto concluido, él anhela ver ese jarro terminado.
Cada uno de nosotros tenemos un llamado diferente, una asignación, y como parte del cuerpo nos ha dado un propósito, pero para llegar, necesitamos estar siendo moldeados, y transformados.
Dice 1 Corintios 2:9:
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,ni han subido al corazón del hombre,son las que Dios ha preparado para aquellos que le aman.
Dios promete hacer cosas maravillosos, pero necesitamos dejarnos moldear
Y cierro con esta Palabra que está en Isaías 64:8: Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros somos el barro, y tú nuestro alfarero; así que obra de tus manos somos todos nosotros.
Nos vamos a deformar, pero recuerde que Él no nos desecha, nos vuelve a trabajar, y sigue su obra, es un Dios de oportunidades, es un alfarero paciente y nos ama