En el libro de Génesis, vemos todas las riquezas que entregó el Creador al hombre, el capítulo 1:26-30: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer”.  Si seguimos leyendo, encontramos que todo cambió cuando Adán pecó, la voluntad y bendición de Dios se apartó de ellos. Desde allí, dice la palabra que tenía que esforzarse por obtener lo que se quiere, “con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra”, es decir, que si pecamos la bendición se va, se demora o se estanca

Desde ese entonces, se estableció el proceso de siembra y cosecha, este principio se estandarizó y se globalizó como ley, por tanto dio como resultado, que el que no trabaja no prospera, el que no trabaja no come y no posee nada, y si se quiere algo se debe sembrar en ello y se cosechará fruto de esa semilla. Si quieres amor tienes que sembrar amor, si quieres buenos amigos tienes que ser buen amigo.

Para que usted pueda alcanzar la prosperidad, debe conocer a Dios, porque Él es quien prospera y bendice, otro principio que se encuentra en su palabra en 2 Corintios 9:10-11: “Dios, que da la semilla que se siembra y el alimento que se come, les dará a ustedes todo lo necesario para su siembra, y la hará crecer, y hará que la generosidad de ustedes produzca una gran cosecha”. El Apóstol Pablo enseñaba que para que la semilla te produzca que comer, no debes comértela. Debemos identificar si es semilla o es pan. La generosidad en dar produce una cosecha grande. No des porque alguien lo necesita, da por que honras y amas.

Hay que saber identificar cuando tu semilla es semilla o es pan. La gente te instará a eso, a comerte la semilla, a repetirte que eso lo has logrado con tu esfuerzo, que lo tienes que disfrutar, nada nos pertenece, es Dios quien nos prospera, de Él vienen las riquezas, ¡Él quiere bendecirnos, pero no debemos comer la semilla! Basta de escasez, de pobreza. Escrito está”: Den a otros, y Dios les dará a ustedes. Les dará en su bolsa una medida buena, apretada, sacudida y repleta. Con la misma medida con que ustedes den a otros, Dios les devolverá a ustedes.» Lucas 6:38