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Ser madre es un regalo del cielo, pues no todas las mujeres han podido serlo. La mujer fue hecha a la imagen de Dios y por ende tiene el mismo valor. Debemos tener cuidado en este mundo, puesto que, nos intenta cambiar y mentir, basta ver las redes sociales nos quieren imponer un prototipo, intentando que cambiemos nuestro realidad, solo quieren lograr que olvidemos nuestra identidad.
Desde un principio cuando Dios creó a la mujer como ayuda idónea, vino con el propósito que nació en el corazón de Dios, de ser una Débora que se para en la brecha como una influencia de bien. claro está que no son perfectas porque como todos, pasamos procesos y cuando somos madres tal vez no sacamos lo mejor de cada una, pero dejame decirte algo, si tan solo te sumerges en la presencia de Dios, Él te sanará el dolor, te llenará del verdadero amor.
Mujer, no importa por lo que hayas pasado, Dios te sigue amando igual que ayer, te seca las lágrimas como lo ha hecho siempre, te ama como nunca nadie ha amado y lo seguirá haciendo eternamente, por eso, debes ser valiente, no oigas a alguien que ensanche tu aflicción, que ponga en duda tu fe y esto no solo quiero decirlo para las madres, sino para todo aquel que es hijo, porque la sangre que se derramó en aquella cruz fue por todos, aunque sientas el dolor de tus heridas, aunque sientas ese vacío que no se puede llenar con nada, déjame decirte que ese dolor se lo puedes entregar a Dios, Él puede llenar todo ese vacío, solo Él cumplirá tus sueños porque tiene planes de bien y no de mal para ti, Él es tú Padre eterno, es momento para dejar que ese amor que dió la vida por ti fluya en tu vida, que sea uno contigo y así volver a aquel sueño que nació en el corazón del Padre.