Ayer le preguntaba al Señor que debía enseñar, y trajo a mi memoria el pasaje de Mateo 28:16-19, donde Jesús enseña sobre la comisión, después de su resurrección, mencionando uno de los versículos, en el 18, dice que: “Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra”. La Palabra potestad es poder, es derecho legal, es decir, usted y yo tenemos la potestad para cumplir esta tarea, ¿cual tarea? “ Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”. Cómo hijos de Dios, nuestra tarea es llevar las buenas noticias, y con ello, ir a todo lugar a hacer discípulos, vemos una promesa al finalizar este texto, “yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”… esto es realmente maravilloso.
La Biblia está llena de promesas, pero tenemos que hacer algo para alcanzarlas. Imagínese las promesas qué hay sobre para aquellos que están haciendo discípulos, y con esto, no buscamos reflejar números, sino hombres y mujeres firmes en el reino, entendidos en lo que Jesús vino a la tierra y está asignación para cada uno de nosotros. En el cuerpo de Cristo (iglesia), cometemos el error de pensar que esto es solo tarea de los pastores y no, para todo aquel que en Él cree, se le dio esta labor, “id y hacer discípulos”. Y una características fundamentales para cumplirla es teniendo amor y compasión, eso movía a Jesús a hacer milagros, a liberar a los oprimidos, y a los quebrantados de corazón.
Volviendo a las promesas, tenemos que hacer algo para poder alcanzarlas. El Señor también puso en mi espíritu estos ejemplos de hombres que hicieron algo, en Mateo 4:18” Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron” ¿Que hicieron? Dejaron todo, aunque le costara, y me siguieron, créame que ellos recibieron recompensa.
Igual, lo qué hicieron los amigos del paralítico, buscaron donde estaba Jesús y por el techo de ese lugar, metieron a su amigo quien estaba en un lecho por no poder caminar, una fe increíble de amigos, quizás él no tenía la suficiente fe para creer que se pararía de ahí, pero esos amigos hicieron algo, y vieron el resultado, el amigo que había llegado paralitico ahora caminaba. Y así encontramos muchas referencias de esto en la Palabra.
Hay muchos que necesitan conocer de Jesús, que así como se difundía su fama cuando caminaba en la tierra, sanando, liberando, debemos seguirla expandiendo. Pero hay dos ingredientes que llevarán a las personas a recibir el mensaje y a un día ser un discípulo, son el amor y la compasión. ¿Quieres ver una ciudad entera transformada? Solo podemos hacerlo a través del mensaje de Jesús, con amor y compasión