La madurez espiritual es un proceso por el cual todos pasamos, quiero que pueda interiorizar y estudiar la Palabra, en esta oportunidad nos basaremos inicialmente en 1 Juan 2:12-15,

Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre.

13 Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre.

14 Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.

15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.

 

La madurez espiritual conlleva tres edades:

-Niño: depende de lo que otros hagan en su crecimiento espiritual.

-Joven: comienza a lidiar con tribulaciones y crece en el Espíritu.

-Adulto: ya tiene un cimiento de fe, pero reconoce que continuamente debe buscar más de Dios.

Cuando caminamos en Cristo podemos llegar a creer que con la fe es suficiente, pero no es así, no basta con solo creer, sino que es necesario crecer hasta ser maduro espiritualmente.

Hay algo que no debemos confundir y es que el carisma es distinto de la madurez, tampoco se puede medir la madurez de alguien por cuánto tiempo sirva. Hay gente que dejó de crecer, dejó de buscar de Dios y creyó que fue suficiente quedarse con el conocimiento que obtuvo.

Marcas de una persona que está o ha madurado espiritualmente:

– Crece en el Reino, esto ocurre cuando los niños, quienes son inquietos, siempre están moviéndose, pueden tener fiebre y querer seguir jugando, lo mismo pasa con los niños espirituales, una persona puede estar sirviendo mucho, pero eso no significa que sea una persona madura, cuando notamos la diferencia de esto es cuando nos percatamos de que ya no somos niños espirituales.

– Dejan de lado la mente inmadura y reconocen que solo con el crecimiento podemos obtener la madurez espiritual.

– Reconocen que la juventud es momentánea, es un período de tiempo donde se lidian con más cosas, es donde con las tribulaciones, la fe se ve fortalecida.

Cuando llegamos a esta etapa es cuando tenemos una mayor sabiduría acumulada, pero eso no significa que es lo máximo que podemos madurar, siempre hay algo de lo que podemos aprender, enfrentar y crecer.