En estas últimas semanas, mi espíritu y mi corazón han estado inquieto con respecto a fortalecer esos principios que, muchos hijos de Dios han descuidado. El Señor me ha movido a enseñar cómo retener la cosecha a través de la oración, cómo perseverar en ella, y conocer los niveles para alcanzar una mayor intimidad con nuestro Padre.
Esta tarde, enseñe sobre cómo reclamar nuestros derechos en oración. Si, así como lo lee, tal vez le hace ruido el término “reclamar”, pero primero hay que recordar algunos fundamentos, y entre ellos, es que la oración produce vida en un cristiano, porque es lo que nos mantiene conectado con la fuente, y a través de ellas, nuestros cambios son visibles y tangibles.
Además, la oración:
1. Le da legitimidad o permiso a Dios para que interfiera y actúe en nuestra vida. Y usted se preguntara, ¿como yo le voy a dar permiso a Dios para que Él actúe ? ¡Si! Él respeta, nos da libre albedrío, y el Señor quiere que se lo pidamos.
2. Trae el cielo a la tierra, ¿cuantos de nosotros hemos estado en una atmósfera de problemas? Por eso, la oración cambia.
3. Mantiene la Palabra de Dios activa en nosotros, de esta forma traemos a memoria lo que Él prometió y además responde
4. Es donde el hombre le da licencia al cielo para que intervenga en la tierra.
5. Es la práctica que menos se vive en los hijos de Dios, aunque usted no lo crea, y debería ser lo que más debemos disfrutar y deleitarnos. Cuando la gente no ha entendido que es la oración, se detiene y no ve los frutos.
6. Es el medio para tener intimidad con Dios , no es una opción es un mandamiento
7. Es una experiencia personal de todo creyente, ¡es de vital importancia! El resultado de tu oración trae conversión.
Insisto en esto, la oración es nuestra arma más poderosa.
¿Por qué razón los servicios de oraciones son los menos visitados?
Porque esperan que otros lo hagan por ellos, se le deja la carga al grupo de intercesores.
Muchos dicen: Yo no oro porque no tengo el don. ¿Quien le dijo que necesita tener ese llamado? Es un derecho y un deber de cada hijo de Dios.
Hay muchas personas que pasan más tiempo con otros y menos con Dios.
Surgen tres preguntas:
¿Por qué no tengo resultado positivo en la oración? ¿Será que Dios no me ama? ¿Será que no sé orar?
Cada vez que Dios quiere hacer algo en la tierra nos necesita a usted y a mi para hacerlo. Él lo puede hacer soberanamente, pero también vemos en las Escrituras que Jesús dijo: “y pondrán las manos sobre los enfermos y serán sanos” Somos un canal en ma tierra para Él obrar milagros. ¡A través de la oración!
Mi llamado es que no sigamos patrones de este mundo, más horas con Dios menos en las distracciones de este mundo.
La Biblia nos enseña claramente sobre lo que producía la oración, ¿recuerda todos esos milagros? ¿Resurrecciones, sanidades, provisiones, liberaciones, transformaciones? Jesús pasaba horas, minutos y segundos en intimidad con el Señor, y el fruto se veía donde pasaba, ¡había poder en Él!
Lucas 6:12 es uno de los tantos versículos que sustenta esta verdad: ”En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios”, sustenta esto. El poder de Jesús radicaba en la oración
Entonces, ¿como reclamamos nuestros derechos en oración?
Dice Filipenses 4:6 “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”
La palabra “afanado”, es estresado, consumido, y el Señor dice que de nada te preocupes, sino más bien que vengas delante de Él.
La palabra “petición”, es un término legal, es presentar una demanda por un derecho adquirido, es decir, cuando oramos a Dios, nos presentamos en la corte, en el juicio y ponemos delante todas nuestras peticiones con base en la Palabra y en la promesa del Señor. ¡Y abogado tenemos con Cristo Jesús!
La oración es poner una demanda en el cielo, no es una exigencia, es poner un juicio, exhibir a las tinieblas, y traer memoria lo que hizo Cristo hace más de dos mil años atrás.
Ciertamente podemos reclamar esos derechos adquiridos por Gracia en la Cruz, pero también debemos comprender que como hijos de Dios tenemos deberes y responsabilidades, y eso Él lo escudriña. Pues, necesitamos vivir en santidad, y lejos de todo lo que daña el corazón de nuestro Papá.
Dice 1 Juan 5:14: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye”
La Palabra de Dios es la constitución del Reino de los cielos, ahí están los derechos y los deberes como ciudadanos del cielo. Entonces, si pedimos conforme como hijos y citando lo que está establecido, todo se gana.