Si estamos en victoria es través de Jesús y una de las cosas que debemos anidar en nuestro corazón es quién es Él y lo que ha hecho, porque como humanos vamos a fallar y el único que no falla es Él.
Es por ello que debemos aprender que nuestra mirada debe estar puesta en Jesús, porque no nos podemos olvidar las obras que Él hizo por nosotros.
Vamos al libro de Isaías 9:6-7 donde vemos la promesa del Mesías y a lo que Él vino a la tierra. En este pasaje podemos ver algunos nombres que tienen que ver con sus atributos.
Isaías, un hombre de Dios tiene esta revelación y fue escogido para anunciar el nacimiento de un niño que llegaría de forma natural a través de una mujer, pero que venía a ser el Rey de Reyes y que estaría por los siglos de los siglos.
En este mismo libro encontramos el propósito de Jesús al leer Isaías 61:2-3, por lo que una de las cosas que quiero ratificarles es que debemos enamorarnos cada día más de Jesús.
En Juan 1:1-14 nos muestra varias revelaciones, la primera basada que Jesús siempre ha estado en todo tiempo y que desde antes estaba escrito que nada iba a prevalecer contra Él y si estamos con Él nada va a prevalecer contra nosotros.
Jesús aprendió a obedecer a su Padre en el cielo y sus padres adoptivos en la tierra, nosotros estamos siendo formados al igual que Él para llegar a una obediencia absoluta y perfecta hacía nuestro Padre Celestial.
En Juan 2:1-11 observamos el primer milagro de Jesús y en donde los discípulos recibieron la revelación a quien estaban siguiendo, la pregunta es ¿Usted conoce a quién sirve?
Mientras que en Juan 4:1-35 vemos que Jesús vino a todo el mundo sin excepción de personas, Él fue a donde había necesidad. Cuando tenemos un encuentro con Jesús dejamos la vida pasada como sucedió con esta mujer samaritana, quien se convirtió en una evangelista.
Una manera de predicar es con nuestra vida, dando a conocer lo que Jesús ha cambiado en nosotros porque teníamos un antes que Él llegara a nuestra vida y un hoy nuevo.
Es importante estar expectante y anhelar cada día a Jesús, sin importar el tiempo en que el llegó a nuestra vida, día a tras día debemos tener una necesidad mayor de conocerlo.
En Juan 20:1-10 seguimos viendo como lo predicho se cumplió una vez más, el Mesías murió y resucitó.
Nuevamente hoy tuvimos nuestro encuentro con Jesús, volvamos nuestra mirada hacia Él, servir para expandir su reino es bueno y tener experiencias sobrenaturales es grandioso, pero no nos olvidemos a quien le servimos, no apartemos nuestra mirada del Autor y Consumador de todas las cosas, anhelemos su presencia cada día y busquemos conocerlo cada vez más para llegar hacer como Él.