Hay fundamentos y principios que como cristianos debemos cumplir y que no debemos olvidar, en Romanos 8:12-14 nos habla acerca de la muerte espiritual que debemos tener, porque no es solo entregar nuestra vida a Jesús, sino que tenemos que apartarnos del pecado y vivir conforme al Espíritu Santo, eso es lo que nos hace ser hijos de Dios.
“12 Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; 13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. 14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios.“
Hay cristianos con apariencia de piedad con una doble vida; en la iglesia tienen un estilo de vida y fuera de ella se comportan de otra manera.
Recordemos que de acuerdo 2 Corintios 5:17-21 fuimos reconciliados a través de Cristo delante el Padre, ante de ello no éramos hijos. Todo esto proviene de Dios y al enviar a Jesús el propósito del Padre es restaurar su relación con su creación porque quiere tener más hijos.
“17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 18 Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; 19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. 20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. 21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.“
En este pasaje nos encontramos que Dios nos dio el ministerio de la reconciliación, lo que significa que así como Jesús nos reconcilió con el Padre, ahora nosotros somos embajadores en el nombre de Cristo para que otros también sean hijos y conozcan al Padre.
Una nueva criatura es una nueva creación, cuando esto ocurre hay transformación en nuestra vida, ya no hay una naturaleza dada al pecado, como establece Gálatas 2:20 donde Pablo se refiere al propósito por lo que somos salvos en Cristo, donde reconocemos que tenemos un llamado.
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”
Todo pecado y deseo de la carne está en contra del propósito de Dios, lo que quiere decir que cuando estos son consumados somos enemigos de Dios porque estamos en contra de su voluntad, pero cuando crucificamos todo ello, estamos de acuerdo con su propósito.
El problema es que hay cristianos viviendo doble vida, es por ello que, la religión se queda con el Cristo en la cruz y allí está toda la maldición de la humanidad, pero cuando vivimos en Cristo tenemos el poder de la resurrección para ser transformados.
Es tiempo de volver al Padre y pedirle perdón por vivir una doble vida y en esa comunión de intimidad seamos transformados como embajadores de la reconciliación.
Este día tomamos la decisión de ser fiel, que nuestro sí sea sí y que el Espíritu Santo nos ayude para ministrar la vida de Cristo a otros.