Vamos hablar de una historia que poco se predica, es sobre el ladrón que estaba en la cruz, un hombre que fue crucificado junto a Cristo Jesús. Fíjese que la Biblia nos relata que era un ladrón que estaba mofando de Dios en el mismo umbral de la eternidad, se reía de Jesús a punto de morir.
Leamos lo que está en Lucas 23:39-43, Jesús duró más de tres años desempeñando su ministerio incluyendo la salvación y este es el último hombre que salva, Jesús está padeciendo por algo injusto, pero su corazón está lleno de amor para dar esperanza y ayudar a alguien en su conversión y que sea salvo.
Cuando vemos en las Escrituras las clases de conversión, ninguna clase social fue descuidada por Dios, el rico y pobre, hombres y mujeres, malhechores o no, toda clase de personas estaban al alcance de recibir la salvación.
Hay personas que dicen “no creo en esa conversión inmediata”, pero así opera Dios, una persona puede venir al altar, arrepentirse y recibir perdón y salvación, luego viene un proceso de cambio, pero no por eso hay que poner en dudas la conversión inmediata.
Con esta enseñanza hay varios principios que vamos a aprender:
1.- Nunca es demasiado tarde: Este hombre no solo era un ladrón, sino que además se menciona en el libro de Mateo 28:44 que estaba frente a un juicio y se estaba burlando de Jesús, pero a pesar de eso inmediatamente recibió conversión. Él en vez de guardar silencio empiezan a injuriar al Señor a pesar de estar en su misma condición, iban a ir al infierno, pero a punto de este juicio final tiene un encuentro con el Mesías.
Ahora vemos que hay un cambio de actitud y se arrepiente y le dice al otro ladrón “No temes a tu Dios”, manifestando aquí un principio de sabiduría como señala Proverbios 1:7, ahora este hombre no le teme a la muerte ni las personas que estaban crucificándolo, por lo que vemos que algo trabajó en el corazón de ese hombre de forma inmediata.
2.- Convicción de pecados: El Espíritu Santo es quien redarguye de pecado, este hombre en esa hora se dio cuenta que era un pecador, él no había oído predicar a Jesús, veía que todos se burlaban y blasfemaban del Mesías que ahora ni el mismo se puede salvar, este ladrón está viendo todo este panorama; la imagen de un hombre que está en la misma condición que él y sobre su cabeza un mensaje “Jesús de Nazaret, rey de los judíos”, cómo podía creer en alguien así, pero algo lo convenció que a través de Jesús su alma podía ser salva y sus palabras empezaron a cambiar.
3.- El poder del amor: Jesús hizo una oración y dijo “Padre, perdónalos que no saben lo que hacen”, en ese instante este hombre fue convencido de pecado porque estas palabras penetraron su corazón.
4.- La confesión sigue a la convicción: El amor lo convence y ahora tiene que confesar su pecado y ¿Cómo lo hace? Le dice a su compañero “nosotros nos merecemos esto”. Para que la salvación venga por completo se debe confesar los pecados. El problema de Caín es que nunca confesó su pecado y Judas tampoco.
5.- La fe en Jesús: No sé qué tiempo duró este proceso, pero este ladrón en unos minutos creyó en Jesús, su fe fue notable porque él no había visto ningún milagro de parte del Mesías y a pesar de ver a un hombre con su misma convicción creyó. Dios tuvo que trabajar en Abraham por 25 años para afirmarlo en su fe y se le tuvo que aparecer a Moisés en una zarza para que creyera, mientras este hombre en unos minutos tuvo fe. En ese momento ni sus discípulos estuvieron allí; porque su fe se debilitó, pero este ladrón tenía puesta su mirada en Jesús a pesar de estar a punto de morir.
Aquí este ladrón tiene una fe digna de ser imitada.
6.- No se avergonzó de Jesús: En medio de la hora más negra del peregrinaje de Jesús en la tierra, donde todo el pecado del mundo estaba sobre Él, el cielo estaba cerrado bajo siete llaves y aun Dios esconde el rostro de su hijo, este hombre mira al Maestro y no se avergüenza y confianza “Señor, acuérdate de mí cuando estés en tu Reino”, allí mismo en la cruz lo reconoció como “Señor”. Aquí vemos una conversión y confesión verdadera, en los momentos más difíciles, en medio de toda la convulsión que estamos viviendo tienes que estar dispuesto a confesar a Jesús como tu Señor.
Jesús en medio de toda la pelea contra el infierno por su vida, le arrebata un alma al diablo y le dice a este hombre “Hoy estarás conmigo en el paraíso”.
Jesús sabe su llamado y propósito y pone todo su dolor de lado y salva a este hombre de las mismas tinieblas.
7.- Lo mejor que se puede hacer: Donde quieras que estés, Dios te está llamando. Tienes que ser como este ladrón, arrepentirse de tus pecados y aceptar a Jesús como tu Señor y Salvador.
Tal vez usted nunca ha conocido a Dios, o te apartaste de su camino o a pesar de estar en la iglesia sigues en pecado, sin importar tu condición debes confesar tu pecado y si no lo haces vas a tropezar.
Es tiempo de hacer un nuevo pacto con Dios, uno que no se rompa, hoy oro al cielo y le pido Padre una señal para tus hijos, una señal de pacto que les permita serte fiel y que dejen el pecado.