A través de la oración intercesora se establece la voluntad de Dios en la tierra, es por ello que quedó establecido el deseo del Padre en Ezequiel 22:30
Debemos aprender a presentarnos delante del Padre como intercesores y no como mendigo con un pliego de peticiones, porque debemos reconocer lo que menciona Efesios 1:3-6
Al estudiar el pasaje anterior nos damos cuenta que nuestro espíritu está sentado junto con Cristo en lugares celestiales y por ende nuestra herencia está en Dios.
Un intercesor es uno que cierra brechas, que levanta muros fortificadas, es un constructor que se levanta con la armadura de Dios.
Hay dos tipos de cargas, una es la carga mala proveniente de la ansiedad, preocupación y desesperación porque el Señor nos dice: Entrega a mí tu carga que yo los haré descansar. La enseñanza es no orar con carga.
La carga buena es recibir la dirección de oración intercesora de parte de Dios, en ponerse en la brecha y cubrirla con la sangre de Cristo.
En la intercesión conocemos al Señor y muere la carne humana.
Jesús como Sumo Sacerdote nos dio el ejemplo de como interceder y nos dejó varios fundamentos:
1.- Al que tiene revelación se le da mayor acceso a ejercer autoridad, como lo señala Mateo 16:13, por ende con el poder de la intercesión atamos y desatamos.
3.- Orar la voluntad del Padre, así como lo menciona Mateo 6:9-12, pero para ello debemos conocer el corazón de Dios para interceder de manera específica.
Somos hijos y ya lo tenemos todo, por lo que debemos reconocer que debemos desatar lo que ya está predestinado.
En Lucas 15:11-29 tenemos el ejemplo de como no debemos orar, tomando en cuenta que los dos hijos habían pedido como mendigo, sin saber que todo lo del Padre era de ellos.
Al leer Juan 11:1-16 nos damos cuenta de otra petición errónea, pretendiendo María que Jesús hiciera lo que ella quería, cuando Jesús tenía el control de todo. En esta historia también aprendemos que cuando creemos que una repuesta de oración tarda nuestra fe debe incrementar reconociendo que en el mundo espiritual ya está hecho, solo debemos seguir desatando para que se haga una realidad.
El Señor espera nuestra colaboración en pro del cuerpo de Cristo, así como lo destaca Efesios 9:11
Padre en este día nos presentamos como hijos aceptos, como colaboradores del cuerpo de Cristo y como intercesores tomando la carga espiritual que nos delegas bajo poder y autoridad.
Declaramos que tu reino y tu voluntad se establece en la tierra, cerramos con la sangre del Cordero toda brecha, levantamos vallado, se levantan hombres y mujeres como antorchas encendidas por el fuego del Espíritu Santo que hablan los dichos de la boca de Jehová y que tienen gracia para llevar tu mensaje de salvación.