Dice la Palabra del Señor que nuestro Padre nos creó en la eternidad y que nos hizo nacer con un propósito. Nosotros antes teníamos una mente natural que nos limitaba a ver solo los problemas, pero Dios puso dones y talentos en nosotros para transformar nuestra mentalidad natural por una espiritual.
Para que podamos oír la voz de Dios debemos iniciar una relación con Él, una relación de afecto, porque es en la intimidad donde podemos conocer a nuestro Padre celestial y ser transformados por su amor. En las Escrituras, podemos ver que Él quiere darnos un corazón nuevo, porque antes de conocerlos teníamos un corazón endurecido, un corazón de piedra.
Cuando el pueblo de Israel se iba a adorar a otros dioses, se endurecían, pero el Padre siempre les daba una oportunidad más, y cambiaba nuevamente sus corazones.
Ahora entiendo que el corazón de un líder, es el de alguien que no busca ser reconocido sino que tiene un corazón humillado, que no importa las veces que lo critiquen, el líder se mantiene firme como valiente de Dios para hacer su voluntad.
Nuestra identidad y nuestra fe es el arma más poderosa para hacer la voluntad de Dios, así como Nehemías; todos tenemos una misión y visión, que es ganar las almas, para que una sociedad entera pueda ser transformada por causa del amor de Dios que hay en cada uno de nosotros. El amor y la misericordia en Nehemías lo hicieron actuar, aunque todos estaban en su contra; con esto les quiero decir que, nuestras emociones deben estar sujetas a Dios y no al hombre. Nehemías era un hombre que tenía un carácter que no lo dejaba ser influenciado por su ambiente, Él era de influencia para otros; así debemos ser nosotros, líderes de influencias.
Un verdadero líder no es aquel que está sostenido en su baja autoestima y que necesita el reconocimiento de otros, el verdadero líder es el que no se conforma con ver jóvenes sumergidos en el mundo de las drogas, personas idolatrando dioses falsos, el líder no se conforma porque cree que Dios tiene algo mejor.
Según las sagradas escrituras, Nehemías cuando oraba ante Dios se ponía en el lugar del pueblo de Israel, le pedía perdón por los pecados del pueblo y también, clamaba por misericordia para Israel, él se humilló ante el Padre y sabe lo que sucedió, Dios habló y le dijo ¡Sí se puede!
Nehemías con valentía se presentó ante el Rey y por la gracia de Señor consiguió que este le diera permiso para reconstruir los muros de Israel, porque si Dios lo dijo, Él lo hace. El temor de Dios hace que no les temas a los hombres, sino que creas que el Señor te respalda.
El liderazgo de Nehemías era sobrenatural porque él tenía el amor y gracia de Dios, estuvo dispuesto no sólo a reconstruir los muros, sino que con lo que había en él, transformó nuevamente al pueblo de Israel.
Nehemías levantó líderes como él, transformó mentes y corazones con su ejemplo y su fe. Seamos líderes que no se conformen con lo que tienen, sino que trabajemos en fe hasta que nuestras familias, nuestra ciudad, y nación sea transformada por Dios.
Cada vez que alguien como Nehemías dice: ¨yo voy a hacer la voluntad de Dios¨, el enemigo aparece y le manda situaciones y personas para atormentarlo, para apartarlo del propósito y obra de Dios, pero cuando eso ocurra no te rindas, no cierres la puerta a lo espiritual.
No permitas que el rechazo de la gente y las críticas golpeen tu vida y te alejen del propósito, apodérate de tu identidad como hijo de Dios, porque debemos estar listos para conquistar una nación, conquistar las almas para Cristo.
En este mes de primicias vamos a consagrar lo primero a Dios, y lo primero es nuestro corazón. ¡Es el lugar más seguro!