Cuando el Señor nos ve lo hace desde la posición espiritual que Él tiene preparada para nosotros, por en sus pensamientos nos tiene en un nivel mayor porque sus caminos son perfectos como lo establece Isaías 55:8-11.
Cuando el Padre nos llama nos da todas las herramientas que necesitamos para cumplir su propósito y además, promete ir con nosotros en esta misión.
Dios a todos nos recató y nos llamó con un propósito, porque su deseo es que todo el cuerpo de Cristo introduzca las manos en el arado para que todos participemos de su mover en la tierra.
En el momento que Dios escogió a Moisés para liberar a su pueblo del Faraón, él puso excusas porque no se sentía preparado, es por ello que en Éxodo 3:10-12, observamos que Dios no solo lo llamó, sino que le promete que estará con él para cumplir este llamado.
Otro ejemplo de llamado es el de Eliseo, donde Dios usó a Elías como lo describe 1 Reyes 19:19, Elías lanzó el manto y en aquel tiempo esto significaba que le pertenecías a esta persona y Eliseo lo entendió, por lo que entregó como sacrificio los bueyes que era su trabajo para ir en pos de Dios a través de Elías.
Hay distintos tipos de llamados, porque no a todos Dios nos llama de la misma forma, porque todos tenemos diferentes funciones dentro de la iglesia.
En Lucas 14:16-24 encontramos que Jesús enseñó sobre un hombre que organizó una cena y en la que encontramos a tres tipos de personas que se la perdieron por poner otras prioridades. La primera es aquel que se compró una hacienda; estos son los que echan raíces en las cosas de este mundo, la segunda persona fue la que compró cinco bueyes; quien representa el afán del trabajo o limpieza de la casa, el tercero fue quien dijo “me acabo de casar”; estos son todos los ponen a la familia como excusas.
Dios tiene un propósito con cada uno de nosotros y cuando nos llama nos da provisión y nos acompaña en nuestro camino en virtud de cumplir con este llamado.
Padre en este momento te pedimos perdón porque nos ha llamado, pero te hemos puesto excusas y no hemos entregado todas las áreas de nuestra vida a disposición del servicio de tu Reino, perdónanos porque así como en la parábola de la cena hemos rechazado tu invitación, ayúdanos hacer como Eliseo; sacrificar lo que tenemos, para entregarnos a tu disposición.
Reconocemos que el altar es el lugar donde entregamos sacrificios a Dios y en virtud de haber recibido la revelación de la importancia de responder al llamado que el Padre nos ha hecho para el servicio de su Reino, acudimos a sus pies para entregar todo aquello que ha estado primero antes que su llamado y rendimos nuestra vida en sacrificio vivo.
“8 Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. 9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. 10 Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, 11 así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.” Isaías 55:8-11
“10 Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel. 11 Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel? 12 Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte.” Éxodo 3:10-12
“19 Partiendo él de allí, halló a Eliseo hijo de Safat, que araba con doce yuntas delante de sí, y él tenía la última. Y pasando Elías por delante de él, echó sobre él su manto.” 1 Reyes 19:19
“16 Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos. 17 Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado. 18 Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses. 19 Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses. 20 Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir. 21 Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos. 22 Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar. 23 Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa. 24 Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena.” Lucas 14:16-24