Por medio de Jesús y su sacrificio hemos sido adoptados y nos dio la condición de hijos. Cuando usted y yo comenzamos a adorar, en el cielo comienza a oírse una orden dada por Dios hacia Los Ángeles, a que permanezcan en silencio, porque hay un sonido mayor, el que usted y yo provocamos al momento de adorarlo, porque no adoramos como desconocidos, sino que adoramos desde la posición de hijos.
Los instrumentos y músicos están solo para acompañarnos, pero no provocan la adoración, son los hijos quienes provocan la atmósfera.
Cuando usted adora y ora en lenguas, lo hace directamente al cielo. En la Palabra de Dios, Pablo le habla a la iglesia de Corintios diciendo que el es quien ora más en lenguas, les dice aquello porque esa iglesia había perdido la comunión íntima con Dios.
A muchos se les hace difícil entrar a la presencia de Dios porque no están en constante comunión con Él, pero cuando estamos constantemente orando en lenguas, nos edificamos y fortalecemos espiritualmente.
Cuando el diablo, la enfermedad o el problema se te presenta, usted ya está preparado para reprender al enemigo, porque usted se ha estado entrenando espiritualmente y puede hacer guerra.
Las Escrituras nos cuenta, que un día Pedro le hace una pregunta a Jesús, y esto fue lo que Jesús le respondió en Mateo 6:9: “Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre”.
Esta oración no se tiene que repetir, Jesús pone la medida de cómo se debe orar. Los discípulos vieron que todo lo que Jesús hacía era el resultado de su oración.
En lo natural y espiritual Cristo llama a Dios “Padre”, es más, Jesús tenía el ADN y todos los atributos del Padre, entonces, usted y yo tenemos el ADN de Dios Padre, porque Jesús dice “Él que me ha visto a mí, ha visto al Padre”
Cuando a usted se le revela que es hijo de Dios se rompe el espíritu de adopción. Jesús viene para restaurar la paternidad, porque hasta ese momento había un espíritu de adopción que sigue operando hoy en día, y también un espíritu de miedo.
Dice Romanos 8:14, “ Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios” si usted es guiado por el Espíritu de Dios, usted es hijo. Y en Romanos 8:15, nos dice que antes estábamos esclavos al pecado, pero en el momento que le entregamos nuestra vida a Jesús recibimos al Espíritu Santo y junto a aquello vino el espíritu de adopción y hoy podemos clamar ¡Abba Padre!
Cuando usted recibe el espíritu de adopción y es hijo, recibe lo siguiente:
1.- Tienes autoridad.
2.- El ser hijo de Dios te valida para hacer milagros.
3.- Cuando vienes a ser hijo de Dios, eres afirmado. Debemos entender que el espíritu de orfandad, siempre trae el espíritu de escapismo, y este, es aquel que huye de las circunstancias, huye del liderazgo, huye de los problemas y de los desafíos. El espíritu de temor te paraliza a actuar y te lleva a agradar a otros. Pero aquel que es hijo sólo CREE y no teme a las circunstancias, conoce su identidad de hijo en Cristo Jesús! ¡Tu eres hijo!