Lo primero que Dios hizo al inicio de la creación del mundo fue crear la luz y antes de hacer cualquier otra cosa separó la luz de las tinieblas, tal cual ocurre en nuestras vida, lo primero que el Padre hace es que su Hijo sea luz en nuestra vida para separar las tinieblas que estaban en nosotros. Como base bíblica podemos leer Génesis 1:2-5
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. 3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. 4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. 5 Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día”.
Mientras más seamos expuesto a la luz de Cristo más lo vamos a representar a Él, tenemos que dejar que su luz siga creciendo dentro de nosotros.
El enemigo siempre ha querido apagar la luz, leamos Mateo 4:16, pero debemos tener presente que la luz espiritual hace que podamos ver y disfrutar lo que antes era desconocido.
“El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció”
En Juan 18:37-38 vemos a Jesús tenía súper claro su propósito en la tierra, este mismo nivel de convicción y de acción debemos tenerlo como iglesia para llevar su luz a todo lugar.
“37 Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz. 38 Le dijo Pilato: ¿Qué es la verdad?Y cuando hubo dicho esto, salió otra vez a los judíos, y les dijo: Yo no hallo en él ningún delito.“
El enemigo siempre ha sido un homicida, padre de mentiras y quiere divulgar engaños para hacernos pasar vergüenza en público, mientras que Cristo siempre ha sido luz y libertador. En Juan 8:31-47 vemos como Jesús sostuvo una confrontación con los judíos dando a conocer su posición como Hijo a través de los frutos del Espíritu que permanecían en Él.
“Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. 33 Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres? 34 Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. 35 Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. 36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. 37 Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros. 38 Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre. 39 Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais. 40 Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham. 41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios. 42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió. 43 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. 44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. 45 Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis. 46 ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? 47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios.“
Cuando tenemos un encuentro con la Verdad, el espíritu de engaño y las cadenas que nos ataban a la esclavitud del pecado se rompen.
Hay áreas que necesitan ser libres en nuestra vida y hay que darle acceso a Jesús y permitirle que Él resplandezca por completo porque ya lo dio todo y somos nosotros lo que decidimos que Él nos santifique por completo como lo señala Juan 17:17
El Padre desde Génesis ya sabía que tenía que enviar a su Hijo, y que lamentablemente muchos no iban a querer comer de Él, leamos Juan 6:48-58. Es triste ver como todavía hay hijos que no comen del pan de vida eterna que proporciona vida a sus hijos, familia y que es para compartir con otros.
“48 Yo soy el pan de vida. 49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. 50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. 51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.52 Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede este darnos a comer su carne? 53 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. 55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. 57 Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. 58 Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente.“
Cristo es la Verdad y solo en Él tenemos libertad, nuestro deber es llevar a nuestra familia a comer y beber de Él.
Hoy le pedimos perdón al Padre porque nos hemos desviado y hemos comido del árbol del bien y el mal; acción que nos ha mantenido esclavos en muchas áreas, es por ello, que en este momento nos arrepentimos y le pedimos que la luz del Hijo resplandezca en nosotros para que saque toda oscuridad y nos vuelva a liberar.
Declaramos que a partir de ahora Jesús sigue siendo la única Verdad en nuestra vida, nuestro maná del cielo.