Jesús siempre sabe lo que necesitamos, pero nos da la oportunidad de que nos acerquemos y clamemos a Él.
Y las escrituras en Marcos 10:47-52 nos enseña como Bartimeo escuchó que Jesús al pasar por Jericó, empezó a clamar porque aunque físicamente no podía ver, sabía que Él era la única oportunidad para recobrar la vista.
“47 Al oír que era Jesús nazareno, comenzó a gritar: —¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! 48 Y muchos lo reprendían para que callara, pero él clamaba mucho más: —¡Hijo de David, ten misericordia de mí! 49 Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarlo; y llamaron al ciego, diciéndole:—Ten confianza; levántate, te llama. 50 Él entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. 51 Jesús le preguntó: —¿Qué quieres que te haga? El ciego le dijo:—Maestro, que recobre la vista. 52 Jesús le dijo: —Vete, tu fe te ha salvado”
Al instante recobró la vista, y seguía a Jesús por el camino. Para que un milagro ocurra en la vida de alguien se necesita una herramienta fundamental, la fe. No una fe fingida, sino sin cuestionamiento, ciega e inquebrantable.
Hay cinco aspectos para que Dios obre en señales, milagros, maravillas y prodigios:
1.- Dios se glorifica en las dificultades: 2 Reyes 4:1
“4 Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos. 2 Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite. 3 Él le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas. 4 Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte. 5 Y se fue la mujer, y cerró la puerta encerrándose ella y sus hijos; y ellos le traían las vasijas, y ella echaba del aceite. 6 Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite. 7 Vino ella luego, y lo contó al varón de Dios, el cual dijo: Ve y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quede.“
2.- Dios siempre va a multiplicar todo, y de nada va hacer mucho: 2 Reyes 4:1-3
“4 Una mujer, de las mujeres de los hijos de los profetas, clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová; y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos. 2 Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite. 3 Él le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas.“
3.- Cuando activamos la fe, Dios nos libra: 2 Reyes: 4:3-4
“3 Él le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas. 4 Entra luego, y enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté llena, ponla aparte.“
4.- Dios nunca pone límites: 2 Reyes 4:6
“6 Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite.”
5.- Dios suple nuestras necesidades: 2 Reyes 4:7
“7 Vino ella luego, y lo contó al varón de Dios, el cual dijo: Ve y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quede.”