“Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él… Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar… Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre.. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada…Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. Génesis 2:18, 20-24.
Hoy en día, en nuestra sociedad, tan convulsionada, ha dejado de creer en el santo estado del matrimonio. La Palabra de Dios enseña que Él creo al hombre y a la mujer, también dice que fuimos creados su imagen y semejanza, además enseña algo muy interesante, dice que no es bueno que el hombre esté solo, y es así, necesitamos alguien que nos anime, nos levante, nos aconseje, un cable a tierra que nos diga cuando no estamos en lo correcto, alguien que nos acompañe a caminar en el destino que el Señor nos dio.
El origen del matrimonio fu creado en Dios, lo vemos en el huerto del Edén, entre Adán y Eva, él los casa, y allí estableció el diseño del matrimonio entre un hombre y una mujer.
Mateo 19: 6, 8-9 nos habla así las Escrituras: “Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre…
Aquí tenemos un principio, el matrimonio es para toda la vida, no es para estar probando, para ver si resulta o no, hay dificultades, diferencias, discusiones, pero no por eso se termina con la unión. No es un camino fácil, porque es para toda la vida. Dice la Palabra, que lo que Él ha unido que no lo separe el hombre.
En la actualidad, ven un camino fácil el divorciarse, pero cuando estamos en Cristo Jesús, y Él es el centro, no importa los problemas que tengamos vamos a seguir adelante, si hay que pedir perdón, hay que hacerlo, si hay que cambiar, hay que hacerlo. Mira los ojos de tu esposa o esposo, esa o ese, te lo ha dado Dios.
Y sigue en las Escrituras en el Capítulo 8-9, del libro de Mateo 19: “Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; más al principio no fue así. …Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera. Quiero dejar este principio para toda la iglesia, en Dios hay una sola causa para que un matrimonio llegue al divorcio y esa causa es que haya infidelidad. Dice la Biblia que la persona que engañó no puede rehacer su vida, porque si la rehace está en pecado, si la persona que fue engañada no quiere volver al matrimonio, esa persona puede rehacer su vida.
Hoy en día, mucha gente comete pecados por ignorancia, y eso le conviene al diablo, porque así más gente se va al infierno. Pero yo creo que un matrimonio puede ser transformado y restaurado, en todos estos años caminando en el Señor he visto como Él lo ha hecho.
Para tener éxito en un matrimonio hay que poner a Jesús en el centro.
Romanos 7:2-3 dice “Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera”.
Conforme a la voluntad a Dios, Él estableció el matrimonio para que se viva en pureza y en santidad
Los principios establecidos en la Palabra de Dios:
Hebreos 13:4” Honroso sea en todo el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios”.
1Tesalonicenses 4:4-5: “que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios;
Debe ser un matrimonio que agrade a Dios, consumado en el diseño original, no con un espíritu de lascivia, ni de inmundicia, Debe ser satisfacción dentro de lo establecido, el acto sexual debe ser entre esposos. La voluntad de Dios es que estemos santificados y no en lujurias.
¡No hay nada mejor que vivir un matrimonio pleno en Dios, porque en Él todo es plenitud!, no es fácil, pero cuando hay amor, siempre se puede, hay compañerismo.