Vamos a compartir este día especial del día las madres para ser edificados sobre la revelación de la maternidad de Dios. Estamos en tiempos difíciles y eso significa que recibimos muchos atentados contra la fe por eso es importante que los hijos de Dios nos mantengamos firmes en su Palabra

Sabemos que la maldad ha aumentado y  ha abarcado el diseño original de Dios en el área de la maternidad, esto porque hay leyes que van en su contra,  y es el quitarle la vida a un ser antes de su nacimiento.
La maternidad es un favor de Dios para la mujer y la humanidad, es una virtud que se debe disfrutar y honrar.
Tenemos un poder espiritual como mujeres y madres, cuando pensamos en el rol de una madre a veces tenemos mezcla por la filosofía de este mundo que han ido trastocando el diseño original. Dios eligió a la mujer para ser una extensión de su amor, no tenemos una diosa mamá, por ende mi modelo de paternidad y maternidad es nuestro Padre celestial para criar, educar y amar.
La mujer que es madre tiene que entender que todo nuestro rol tiene que estar sustentado por la paternidad, amor, sabiduría, plan y propósito de Dios. El plan de Dios para la maternidad es perfecto, es un privilegio que Dios escogió a la mujer con un vientre para extender su paternidad, eso significa ser favorecida y bienaventurada.
Sabemos que Dios escogió a María para traer a nuestro Salvador, eligió un ángel para anunciarle esta noticia y que el Espíritu Santo fue quien puso todo el ADN de Dios.
Miremos que hermosa salutación del ángel hacia María “Eres bienaventurada… Eres favorecida”; es decir, eres una mujer sumamente bendecida y vas a ser madre del Salvador, recibes el favor de Dios para ser madre.
Somos instrumentos de la paternidad de Dios, somos portadoras de los hijos de Dios, tenemos un plan para con ellos y eso nos debe crear responsabilidad y temor de Dios para hacerlo.
Además, el ángel le dice a María: “El Señor está contigo”, es algo grande que debemos entender y experimentar porque el Señor está con nosotras, está de nuestra parte y nos ha dado su favor.
En este día especial vamos a tener ese cambio de mentalidad en relación a la maternidad, por lo tanto, somos una inspiración divina, es el don del amor hecho carne.
Dios creó a la mujer bien versátil, podemos usar los dos hemisferios del cerebro y podemos hacer muchas cosas al mismo tiempo. El hecho que un bebé crezca en el vientre de una madre es un milagro de Dios y aunque los dolores de partos son fuertes el gozo al recibir un hijo en los brazos es gratificante.
El hijo Dios lo hizo con inocencia y fue creado para amar al padre y a la madre, por eso estos roles se deben desarrollar guiados por el Espíritu Santo para que tu alma siempre esté sana y libre y así impartir el amor de Dios sobre ellos.
El rol más grande de una madre es llevar a los hijos al corazón del Padre celestial, que tengan un encuentro sobrenatural con Jesús y que sean llenos del Espíritu Santo.
La madre de Timoteo fue un ejemplo de maternidad, Unice fue una madre sabia y vemos como Pablo la recuerda hablándole a Timoteo en 2 Timoteo 3:14-15: “Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido 15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.“.
Eunice aprendió que su corazón tenía que estar unido al de Dios y que su rol debía ser transmitir esto mismo a su hijo Timoteo.  Ella como madre hizo prevalecer el amor del Señor, no contó con la ayuda del padre de Timoteo para su crianza, sino que junto a su madre Loaida lo instruyó desde su niñez según relata 2 Timoteo 1:5.
La enseñanza que está en Deuteronomio 6:4-7, fue la que Eunice le impartió a su hijo, porque sabía que este principio es lo que trae vida de Dios en la vida de un hijo, es lo que va a salvar su alma, es lo que va a traer de regreso si se desvían del camino del Señor, si tu amas a Dios tus hijos también lo harán.
Para la manera de pensar del mundo es llevar a los hijos que tengan una carrera universitaria o que sean empresarios aparentemente exitosos, aunque estas son bendiciones, no son la prioridad porque el mayor éxito de una madre es que tus hijos conozcan al Señor y le sirvan.
Una mamá en Cristo todo lo hace con amor y fe, cada día tenemos una oportunidad divina para fluir en esa maternidad espiritual porque esta enseñanza es eterna. Debemos encaminar a nuestros hijos al plan y propósito de Dios, sé que es gratificante cuando a ellos les va bien en otras áreas, pero que un hijo adore a Dios es el pago y alegría de una madre, allí dices: ¡todo vale la pena!
Las madres somos las discipuladoras de la casa, vamos a educar hijos y nietos para que aprendan cómo enfrentar en Cristo las batallas de la vida, enseñémosle a servirle a Dios y hacer crecer el Reino a través de ellos porque serán más grande que Juan El Bautista, porque prepararán la segunda venida del Señor.
Declaro que se levanta una generación de madres con el Espíritu que estuvo en Unice para ver y desarrollar el don de Dios en tus hijos para que se levante una herencia de hijos espirituales como la que hubo en Timoteo.