En la mañana estuve hablando que la murmuración es un pecado. Bíblicamente la Palabra habla de la murmuración, en lo coloquial le llamamos chisme. Todo pecado retiene las bendiciones, Dios nos quiere bendecir pero quiere que estemos en santidad.
En Éxodo 16:1-15 vemos cómo el pueblo de Israel murmuraba mientras estaba en el desierto.
Cada vez que usted se queja o murmura de alguien o algo, lo hace contra Dios. Si usted se queja de su trabajo, está murmurando contra Dios porque fue Él quien le dio el empleo, por lo que tiene que aprender a ser agradecido con lo que Dios le ha dado. El pueblo de Israel mientras estuvo esclavo en Egipto, tenía carne pero a latigazos.
La murmuración es un espíritu del diablo, recordemos que a Lucifer un día le entró la envidia y empezó a murmurar contra Dios. El que está con un mal espíritu siempre va a buscar otro que está mal para contaminarlo.
Este pueblo tenía una visión corta, no pensaron en la bendicion que iban a tener al llegar a la tierra prometida; no vieron lo que hizo Dios en Egipto al enviar las plagas para liberarlos. Así hay gente en la iglesia que a veces se les olvida lo que los líderes han hecho por ellos.
También, se puede decir que una persona murmuradora es una persona inconforme, por lo tanto se queja.
“Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno”.
Santiago 3:6.
– La lengua murmuradora está llena de maldad. Cuando usted adora, presenta sacrificio a Dios, cuando usted murmura presenta sacrificio al diablo. Por eso, cada vez que usted es llevado a murmurar está siendo influenciado por el infierno, esto no viene del espíritu sino de la carne influenciada por satanás.
Tenemos que ponerle un bozal a nuestra lengua.
– El murmurador tiene una fe muy corta
La gente que entra en murmuración, tiene una fe corta. La murmuración revela el pecado de desconfianza.
Las pruebas nos hacen cambiar, madurar, nos hacen depender mucho más de Dios. El pueblo de Israel cae en incredulidad y por tanto, pierde la fe; en sus mentes no cabía la posibilidad de que Dios hiciera un milagro.
Dice la Biblia que estuvieron cuarenta años en el desierto, el Señor los vistió y calzó en todo ese tiempo, aunque vieron todo eso que Dios hacía, perdieron la fe.
Según el relato de la Biblia, podemos entender que la murmuración ataca a la cabeza y la debilita para desarticular el plan de Dios, así como le pasó a Moisés, que cayó en depresión y bajo su nivel espiritual ante tanta murmuración y por eso no pudo entrar a la tierra prometida. Mucho se dice que el pecado de Moisés fue golpear la piedra y es cierto, pero también su pecado fue desobedecer a la voz de Dios porque el pueblo lo tenía cansado con tanta queja y murmuración.
Si se debilita la fe, los milagros dejan de ocurrir. Nosotros como iglesia, debemos pedirle la capacidad a Dios para no caer en la murmuración, esta es una tentación más y usted debe resistirla.
– La comida para los murmuradores
Salmos 78:25 y Éxodo 16:21 hablan de como Jehová les proveía el alimento.
Tenemos que admitir, que ninguna comida es mejor que la que nos provee Dios; por eso debe dar gracias por lo que usted tiene, por lo que el Señor le ha provisto.
Si Dios no te ha puesto en lo mucho, es porque te quejas de lo que Él te ha dado y tienes ahora.
Pueblo la conclusión de este mensaje, es enseñarle y poder confrontar su corazón.
Cuando usted es hijo usted defiende, si usted tiene un sentido de pertenencia da gracias a Dios por lo que le ha dado.
Yo no me puedo sentar en mesa de escarnecedores, no me puedo hacer parte de un espíritu murmurador.
Aquí hay gente que ha estado orando por ti, entonces porque tienes que hablar mal de esta Iglesia. Muchos llegaron enfermos, con problemas, y aquí Dios los sanó y les dio lo que necesitaban, entonces porque murmuran contra la iglesia. Defienda su casa, que nadie creyó en ti hasta que llegaste a ésta, tu casa.
Es cierto, que como seres humanos tenemos imperfecciones, pero Dios nos está llamando a dejar la murmuración, eso no puede existir en un creyente. Israel era miope y un pueblo incrédulo que no agradeció al Señor por lo que hizo por ellos, sino que murmuraron contra él.
Amado sepa que estamos en una generación perversa que siempre se está quejando, tal como lo dice Filipenses 2:14-15.
No hay que juzgar como todo el mundo lo hace, como pueblo de Dios debemos dedicarnos a orar los unos por los otros, adorar a nuestro Dios, y agradecer al Señor por lo que hizo, hace y está por hacer.