En estos momentos tan complicados que estamos viviendo, no cabe duda que Dios ha sido bueno y nos ha respaldado, pero también hay muchas personas quejándose y renegando.

En este proceso de transición por el que estamos pasando, sentí en mi espíritu enseñarles sobre el poder de la lengua, porque ese miembro tan pequeño es muy poderoso y puede llevar un cuerpo grande a bendición o perdición, de hecho es comparado en la Biblia como el timón de un gran barco y lo puede llevar a hundirse o navegar.
Viendo lo que quedó registrado en Proverbios 18:21, nos cita contundentemente que la vida y la muerte está en el poder de la lengua y lo que hablemos nos traerá un fruto; es decir, lo que yo hablo es lo que siembro, por lo tanto lo que hablo me dará una cosecha.
Entonces, si una persona declara con su boca que está enfermo eso le sucederá, pero si habla bendición todos los días entonces comerá bendición. Si cambia su manera de pensar, cambiará su manera de hablar y actuar.
Usted debe atarse a la palabra del Señor y declarar, porque lo que habla es un decreto, por lo tanto, si decreta sanidad aunque le duela algo, el resultado será sanidad, porque debo ir a la palabra y esta me dice que hace más de 2000 años atrás fui sano.
Mi lengua no tiene que hablar lo que ven mis ojos naturales, sino que tiene que hablar lo que dice la Palabra y declarar por fe, porque caminamos por la fe no por vista
La persona carnal se mueve por lo que ve y el espiritual se mueve por lo que cree.
Si confieso palabra de bendición todos los días, ¨yo y mi casa estaremos mejor¨,  porque lo que se habla crea una atmósfera alrededor, ya sea de bendición o de maldición.
Dentro de esta era final se debe cambiar la manera de hablar, porque lo que hablo es lo que se crea; primero se crea en una atmósfera espiritual para luego materializarse en la atmósfera natural.
Los pensamientos no crean nada, aunque piense bendición no se puede crear nada porque lo que se crea es lo que se habla, por lo tanto será hecho.
En Génesis todo lo que Dios creó e hizo fue por el poder de la palabra, la voz nuestra está ungida y esta unción es la de Dios.
Cuando tu hablas la materia responde, lo natural no responde a tus pensamientos sino a tu voz, porque tu lengua tiene poder, si hablas pobreza la materia responderá, si hablas enfermedad la materia responderá y así sucesivamente, de hecho, hay muchas personas dentro de la iglesia que están maldecidos porque todo lo que hablan son quejas.
Aunque a primera instancia no veas lo que confiesas, sigue declarando continuamente porque tarde o temprano verás el fruto de lo que confiesas, porque lo que llamas es lo que viene a ser
Cuando lo único que usted habla son quejas hay incredulidad y esto trae miedo, enfermedad y pobreza, por lo tanto comerá de la incredulidad.
Observemos lo que nos enseña Jesús sobre la incredulidad Marcos 11:22-23 y dijo que “Cualquiera que dijera” refiriéndose a la emisión de un sonido para echar fuera todo problema que puedas estar frente de ti representado en esta cita bíblica con la montaña.
Cada vez que avanzamos y se levanta un monte queriendo detenernos, pero tenemos que alegrarnos porque eso significa que lo estamos haciendo bien, y si nadie habla mal de nosotros tenemos que preocuparnos porque quiere decir que estamos pasivos.
Lo que diga bajo la autoridad que tengo en Cristo Jesús, el monte que tengo frente se tiene que mover. El monte al que se refiere Jesús son demonios representados en diferentes problemas que se presentan en la vida.
Todo lo que se declara en el espacio y la materia, la eternidad comienza a trabajar e invade el espacio natural.
Hay una diferencia entre la persona que gesta y la persona que mira lo que se está gestando, por el que gesta lo siente y el que no, te dice loco porque no sabe nada y no entiende.
Hay cosas que pueden durar años para que pasen, pero no significa que no se estén gestando en la eternidad, pero si en medio de todo este proceso hubo momentos de quejas abortaste lo que esperabas, entonces te toca volver creer y orar.
Hay otra clase de bendiciones que no vienen así nunca te hayas quejado y es porque debes estar maduro para recibirla, porque si viene antes puedes perder esa cosecha por falta de madurez.
La duda te roba tu bendición y te enmudece, por eso dejas de hablarlo, por eso es que cuando tienes fe aunque no lo veas sigues orando y creyendo.
Hoy día tienes que volver a hablar y volver a creer, salir de la mudez espiritual, la duda, el estancamiento y la parálisis.
El espíritu de contienda  pelea contigo y es momento de echarlo fuera, porque el mismo Jesús dice tres veces en el pasaje que leímos “Lo que crees, será hecho”.
En este momento, primeramente pídele perdón a Dios por las quejas que has tenido, por darle paso a la duda en tu vida y por perder la fe en aquello que te dijo que eres.
Ora: Padre en el nombre de Jesús te pido perdón en este día porque mi fe ha decaído en estos días, porque a pesar de ver tu mano he mirado más las circunstancias y me he quejado, en vez de que mis labios haya agradecimiento lo que ha habido es queja por todo, Dios perdóname, quiero que mis hijos cambien, que mi cónyuge cambie, pero me quejo de ellos, me quejo de la iglesia en vez de estar agradecido, perdóname porque a pesar que perdí el negocio, el trabajo, no me has dejado desamparado y he visto tu gracia y favor en mi vida, me arrepiento de toda queja porque te deshonrando y han hecho que tu poder no se establezca.
Ahora declare: Señor echo fuera el espíritu de inconformidad, desagradecimiento y queja para que tu fe vuelva a establecerse en mi vida.
Confieso que mi lengua hablará bendición y no maldición para comer el fruto que tienes preparado para mí y mi familia.