En Éxodo 3:2-5 vemos la experiencia que tuvo Moisés con Dios. Al principio a Moisés le llama la atención que la zarza está ardiendo, pero luego lo que más le cautivó fue que ésta no se consumía. Esto lo produce Dios para hablar con él, porque le tenía un propósito que cumplir.
“2 Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. 3 Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. 4 Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. 5 Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.“
Con esto quiero decirles, que muchas veces hay cosas que Dios está provocando a tu alrededor, pero como no te detienes a mirar, no te das cuenta. Algunos de nosotros hemos tenido encuentros con Dios así como Moises, pero sucede que eso se apaga y queda en el pasado, si es que no tenemos experiencias sobrenaturales continuamente con Él.
De igual manera, en este texto bíblico podemos notar que en el corazón de Moises vino un temor al reconocer que esa era la voz de Dios, y ¿sabe usted por qué él supo que era la voz de Dios? Es porque tenía una relación con Dios. Para poder ver lo que Dios está provocando a nuestro alrededor, es necesario tener una relación con Él.
En Hechos 2, la biblia le llama Pentecostés al momento que los discípulos vivieron la llenura del Espíritu Santo. Por lo que podemos decir, que en la experiencia de Moises con la zarza, él estaba teniendo su propio Pentecostés.
Cuando se tienen experiencias continuas con Dios, el Señor nos va llevando a conocer y cumplir nuestro propósito. No podemos vivir de experiencias pasadas, necesitamos vivirlas cada día. Dios es un Dios vivo y presente.
Al tener experiencias nuevas bautismos frescos con el Espíritu Santo:
- Para santificarnos: Vamos dejando el pecado, los malos pensamientos, y nos va santificando para su venida.
- Para reiniciarnos: Al tener experiencias con Dios, mi espíritu y mis fuerzas se reinician.
Por ejemplo, en Apocalipsis 2:2-5, el apóstol le habla a alguien que ha estado trabajando a la iglesia, pero a pesar de ello, ha dejado su primer amor. No se trata de servir nada más, sino de vivir Pentecostés a diario.
Asimismo, debemos recordar la pasión que teníamos al conocerlo, y a arrepentirnos de dejar nuestro primer amor. Muchas veces nos sentimos secos, vacíos y creemos que la presencia de Dios ya no está, eso se debe a que perdimos los ejercicios espirituales que son orar, ayunar, leer la palabra.
Cómo cristianos tenemos dos bautismos, uno es el bautismo en agua el cual produce poder, y otro; es el bautismo del Espíritu Santo, que produce fuego, que limpia y purifica. En Mateo 3:11-12 y Hebreos 12:29, vemos que Dios es fuego consumidor.
“11 Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. 12 Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.“
“29 porque nuestro Dios es fuego consumidor.”
Tal como lo establece Efesios 5:26-27, Jesús viene por una iglesia limpia y sin manchas, por ello, debemos estar en Pentecostés para que el fuego consumidor de Dios nos santifique cada día.
“26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.“