El día de hoy nos adentraremos en lo profundo de la Palabra de nuestro Señor.
En Marcos 1:1:20 (NVI):

Cruzaron el lago hasta llegar a la región de los gerasenos.[a] Tan pronto como desembarcó Jesús, un hombre poseído por un espíritu maligno le salió al encuentro de entre los sepulcros. Este hombre vivía en los sepulcros, y ya nadie podía sujetarlo, ni siquiera con cadenas. Muchas veces lo habían atado con cadenas y grilletes, pero él los destrozaba, y nadie tenía fuerza para dominarlo. Noche y día andaba por los sepulcros y por las colinas, gritando y golpeándose con piedras.

Cuando vio a Jesús desde lejos, corrió y se postró delante de él.

—¿Por qué te entrometes, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? —gritó con fuerza—. ¡Te ruego por Dios que no me atormentes!

Es que Jesús le había dicho: «¡Sal de este hombre, espíritu maligno!»

—¿Cómo te llamas? —le preguntó Jesús.

—Me llamo Legión —respondió—, porque somos muchos.

10 Y con insistencia le suplicaba a Jesús que no los expulsara de aquella región.

11 Como en una colina estaba paciendo una manada de muchos cerdos, los demonios le rogaron a Jesús:

12 —Mándanos a los cerdos; déjanos entrar en ellos.

13 Así que él les dio permiso. Cuando los espíritus malignos salieron del hombre, entraron en los cerdos, que eran unos dos mil, y la manada se precipitó al lago por el despeñadero y allí se ahogó.

14 Los que cuidaban los cerdos salieron huyendo y dieron la noticia en el pueblo y por los campos, y la gente fue a ver lo que había pasado. 15 Llegaron adonde estaba Jesús y, cuando vieron al que había estado poseído por la legión de demonios, sentado, vestido y en su sano juicio, tuvieron miedo. 16 Los que habían presenciado estos hechos le contaron a la gente lo que había sucedido con el endemoniado y con los cerdos. 17 Entonces la gente comenzó a suplicarle a Jesús que se fuera de la región.

18 Mientras subía Jesús a la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le permitiera acompañarlo. 19 Jesús no se lo permitió, sino que le dijo:

—Vete a tu casa, a los de tu familia, y diles todo lo que el Señor ha hecho por ti y cómo te ha tenido compasión.

20 Así que el hombre se fue y se puso a proclamar en Decápolis lo mucho que Jesús había hecho por él. Y toda la gente se quedó asombrada.”

existe una revelación extraordinaria, una historia totalmente rara e inusual, vemos como un hombre salvaje, que por mucho tiempo fue atado pero las personas no podían contenerlo. También podemos ver como los demonios conversan con Jesús. Solo en esta ocasión vemos en la Escritura conversando a Jesús conversando con ellos, en otras ocasiones Él solo los echa fuera.
Los demonios fueron expulsados del cuerpo de este hombre. Debemos tener la revelación para entender lo que el Señor quiere enseñarnos. Para que así entendamos porque las personas que estaban junto a Jesús no reaccionaron de mala forma, seguramente tuvieron miedo, pero su certeza de que en el Señor todas las cosas fueron hechas fue mayor.
Podemos descubrir cómo Jesús discipulaba y entrenaba a sus discípulos. Y aún en medio de las multitudes Jesús les enseñaba como ser hijo, discípulo y líder. Jesús siempre buscó a un individuo en medio de las multitudes para relacionarse con el.
Como Iglesia y cuerpo de Cristo tenemos una visión entregada por Dios, y conforme pasa el tiempo podemos ver cómo esta visión se empezó a expandir y crecer, pero por sobre todo el centro de todo deben ser las personas y debemos ocuparnos de ellas, debemos ser una legión que libere a multitudes. Toda opresión fue vencida por Jesús, la libertad llegó a nosotros por Cristo.