Jesús siempre manifestó lo sobrenatural fue uno que hacía experimentar lo sobrenatural a otros, Él siempre iba a más para que otros conozcan el Reino de Dios.
En Mateo 28:19-20 “19 Vayan, pues, y hagan discípulos a los habitantes de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, 20 y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y sepan ustedes que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”
Vemos como Jesús nos entrega el gran mandato, y no se trata de tan solo predicar la Palabra de Dios, sino de tener disponibilidad de pasar tiempo con la persona a la que se le está predicando.
Antes que naciéramos Dios nos predestinó y nos comisionó para ser portadores de su gloria y viva imagen de Jesús, así lo menciona Romanos 8:29-30:
29 Porque a quienes Dios conoció de antemano, los destinó también desde el principio a reproducir la imagen de su Hijo, que había de ser el primogénito entre muchos hermanos. 30 Y a quienes Dios destinó desde un principio, también los llamó; a quienes llamó, los restableció en su amistad; y a quienes restableció en su amistad, los hizo partícipes de su gloria.
Nuestro caminar en Cristo es un proceso hermoso en el Señor, vemos que desde el vientre de nuestras madres Dios nos predestinó y allí nos entregó su propósito, así mismo cada persona está predestinada y tienen un propósito Eterno, aunque hay muchos que están en el camino incorrecto porque aún no saben su llamado en Dios.
De acuerdo a 2 Corintios 5:17 hay una realidad sobre El nuevo creyente es un bebé espiritual, esto porque debe ser cuidado por alguien y debe ser acompañado en su crecimiento.
El nuevo creyente debe aprender a comer primero papilla, pero no lo hace solo está acompañado por ese guía que lo cuida porque es su uno y sabe que en el camino se va a caer y lo va a levantar, le va a mostrar el mundo, le va a enseñar que Dios lo ama, que está predestinado, que a pesar de volver a caer en el pecado el Padre nos vuelve a perdonar, esto nos los afirma el Apóstol Pablo en 1 Corintios 3:1-2
Luego viene la etapa de la adolescencia donde deja de ser nuevo creyente y pasa hacer discípulo. En este proceso se observa al uno siguiendo el ejemplo de su acompañante y él también quiere experimentar, si usted ora su uno lo va hacer también, si usted manifiesta la gloria de Dios, él también quiere hacerlo.
Después viene la etapa de la universidad donde este hijo espiritual sigue acompañado hasta que se gradúa y recibe la confirmación, allí usted le declara lo que yo hice por ti ahora hazlo por otros, es tiempo de cumplir que así como estuviste acompañado ahora te toca acompañar.
Esta gran comisión vale la pena, vale la pena ver como si nos disponemos podemos hacernos uno con los sueños de Dios, vemos como los hijos del Padre nacen, crecen, aprenden y hacen lo mismo con otros.
Todos estamos predestinados por Dios, debemos activar nuestro vientre espiritual para parir y acompañar a otros unos y que estos unos sigan el ciclo ¡Seamos de bendición para otros!