La semana pasada celebramos el Pentecostés, el segundo más poderoso que haya ocurrido en la faz de la tierra y esto provocó que quedara un portal abierto en los cielos. Mi espíritu se regocijó al recibir muchos testimonios sobrenaturales que experimentaron familias estando en su casa. 

 
La gran pregunta es ¿Qué debemos hacer ahora? Porque cuando recibimos un regalo algo hacemos con el, no se deja guardado, es decir ¿Para qué usted recibió todo el poder sobrenatural? Es por que Dios está levantando el avivamiento más poderoso, siempre el Señor hace algo y espera que nosotros hagamos algo con eso, Él nos da los dones y espera que lo usemos, en este tiempo nos volvió a empoderar y espera que demos de gracia lo que de gracia hemos recibido al predicar su Palabra para llevarle un repuesta en medio del caos a esta sociedad. 
 
Iglesia hoy quiero hablarles parte de la vida de Pedro en Mateo 4:18-23 observamos que lo primero que Jesús comienza a predicar es arrepentimiento porque el Reino ya había llegado, aquí vemos el primer contacto de Jesús con Pedro y cuando el Maestro se acerca es porque tiene un propósito y llamado con él. Jesús vio en Pedro más allá de lo externo, vio lo que estaba adentro y le dijo a él y a su hermano “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres”.
 
La repuesta que recibió Jesús fue instantánea, ellos no preguntaron cuáles eran los beneficios que iban a recibir solo dejaron sus redes y le siguieron. En este tiempo veo muchas personas que se les dice que tienen un llamado a tiempo completo en el ministerio para servirle a Jesús y lo primero que hacen es preguntar cuáles son los beneficios que van a recibir. 
 
Estos hombres en aquella época estaban en una crisis y cuando recibieron el llamado lo dejaron todo y les siguieron, comenzaron a ver la gloria de Dios estando con Jesús durante tres años y medio y luego vemos en Lucas 22:31-33 que Jesús le hace un advertencia a Pedro y le encarga en una comisión, le dice “Pedro vas hacer zarandeado y luego de esto afirmarás a tus hermanos”.
 
Jesús le anuncia la prueba a Pedro y él lo entendió, hay gente que no quiere pasar por pruebas cuando estas son necesarias, las crisis muestran el nivel de fe que se tiene, toda crisis que pases hoy día de manera correcta te empodera para la próxima, sino quieras pasar esta crisis no tendrás poder para la próxima porque la próxima será más fuerte. 
 
El Maestro le dijo “Pedro tengo que decirte que pasarás por una crisis y le pido a Dios por cuanto conozco tu llamado y corazón, que en medio de la crisis tu fe no desmaye porque tengo grandes cosas contigo” e inmediatamente le da una asignación y le dijo “mi Padre me oyó que tu fe no desfallecerá, pero tendrás que hacer algo que es afirmar a tus hermanos”.
 
Hazte estas preguntas ¿Quién fue quién te libró?, ¿Quién te llamó? y ¿Quién te restauró? y te aseguro que tu respuesta será como la de Pedro “Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte”. Aunque una vez que Pedro dijo esto Jesús le dio otra noticia no tan buena porque también conocía sus debilidades y sabía que lo iba a negar.
 
Iglesia lo que quiero transmitirles en este mensaje es que Pedro fue una persona normal como usted y como yo a quien Jesús se le acercó para revelarle su llamado y a pesar de los errores de Pedro su llamado permanecía vigente.
 
Hasta aquí vemos el por qué y para qué del llamado y formación del Pedro y vemos cuando se cumple en el día de Pentecostés la promesa de Jesús de la venida del Espíritu Santo en Hechos 2:1-4 y que allí estaba el hombre que cometió errores y que negó al Maestro, pero igualmente el Espíritu Santo descendió sobre él porque cuando el Espíritu Santo desciende no hace excepción de personas. 
 
Ahora vemos a un Pedro empoderado predicando por primera vez y en el espíritu quienes los oyeron se compungieron en su corazón, lo que nos da a entender que Pedro transmitió el primer mensaje que recibió en su vida de parte de Jesús y también dijo “Arrepentíos, y bautícense cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”, Hechos 2:38.
 
Vemos en medio de este caos que la gente quiere saber la repuesta y la repuesta la hallamos en Jesús, para que todo cambie tenemos que arrepentirnos de nuestros pecados. iglesia ya sabemos el por que de todo lo que está aconteciendo y el para que también lo conocemos, así que es momento de arrepentimiento porque la tierra está clamando por la manifestación de los hijos de Dios.        
 
Pedro también dejó establecido en Hechos 2:39-41 que “Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas”. Observamos aquí es que la promesa también es para nuestras generaciones y los exhorta a que testifiquen lo que iban a recibir.

Declara que: Tengo un llamado por Dios y para Dios, Jesús salió a mi encuentro y me hizo para que yo porte la gloria de Dios, soy su voz en la tierra, tengo repuestas en medio del caos, el Espíritu Santo está en mí y haré señales y prodigios y miles llegarán a la presencia de Jesús.

Debemos comprender que estamos en medio de la nueva era y en el nuevo avivamiento, pero quienes mueven todo esto somos nosotros como embajadores del cielo en la tierra. Al igual que Pedro nos podemos equivocar, pero Dios no nos quita el llamado porque desde el vientre de nuestra madre ya nos había apartado, lo importante es humillarnos y arrepentirnos, eso borrará nuestros errores y debilidades para ser bautizados por  el Espíritu Santo y ser usados para llevar las buenas nuevas en medio de este tiempo.

Padre oro para que en esta era se despierta el remanente y se levante con la fuerza que tuvo Pedro para que predique con denuedo tu Palabra y cuando regresemos a congregarnos nuevamente en este templo recibamos esta nueva cosecha de tus hijos bautizados en el Espíritu Santo y sirviéndole a Jesús. 

 

 

Con Dios todo sin Él nada, porque con Dios siempre se gana, nunca se pierde.