Estamos en los últimos tiempos y habrá aflicciones en el mundo. Es por esto, que es vital para nuestras vidas crecer en fe de continuo y así fortalecer día a día nuestros fundamentos para permanecer y estar firmes en la roca que es Cristo Jesús nuestro Salvador y Señor.
Hemos estado más de un año en pandemia, un tiempo que se ha hecho largo y difícil. Para muchos, muy doloroso por pérdidas de familia o conocidos, y, además vernos imposibilitados para congregarnos de manera presencial, no ha sido nada de fácil. Todos de una u otra manera en este último año hemos pasado por dificultades o desiertos, y hemos sido probados en nuestra fe, nuestros fundamentos han sido probados por medio de las dificultades. Pero no todo ha sido malo, como iglesia y ministerio también en este año de pandemia, hemos tenido salvación, han nacido nuevos hermanos en la fe. También hemos sido fortalecidos, consolados, hemos recibido sanidades y milagros. Testimonios también de provisión financiera, familias que se han restaurado, se han unido mucho mas, etc.
Si hasta este día has permanecido, y aún eres parte de este Ministerio, si aún eres parte del cuerpo de Cristo, es porque su gracia te ha sostenido y debes estar gozoso, pero hay una verdad eterna: Es que Dios es y seguirá siendo el mismo, con o sin crisis, porque Su Reino no es de este mundo.
Debemos entender que estamos en una guerra. Por eso la palabra dice:
“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.” – Santiago 4:7 (RVR1960)
Nunca debemos olvidar que tenemos un adversario, por eso estamos en una batalla espiritual constante. El diablo pretendía con esta pandemia cerrar nuestras iglesias para detener el ejercito de Dios, y así tu, yo y todos nosotros no seamos una amenaza. Pretendía apagar el amor que tienes por tu Dios y apagar el fuego que arde dentro de ti, y aún pretende mantenerte con una mente esclava como al pueblo de Israel, que liberó de los egipcios, para robarte tu fe, robar tu gozo, robar tu alabanza y robar tu propósito, enviando dardos a la mente a las emociones y pensamientos. ¿Dónde está Dios en este desierto? ¿Dónde está Dios en esta pandemia? ¿Dónde estuvo Dios en estos meses que no pudimos congregarnos por la pandemia? ¿Por qué me enfermé? De esta forma el enemigo siembra duda y temor. ¡Pero no pudo contigo! Porque usaste tu armadura, apagaste los dardos de fuego del maligno, si hoy estas aquí es porque te mantuviste parado sobre la roca y eres mas que vencedor, porque está escrito: “¡En Cristo Jesús somos mas que vencedores!”. Hiciste que el diablo huyera de ti. Iglesia mantente con tu armadura puesta y resiste al diablo una y otra vez.
“Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.” – 1 Juan 4:4 (RVR1960)
De esta manera, después de las aflicciones saldrás fortalecido. Las crisis o aflicciones son una oportunidad para entrar en el reposo del señor, confiando en su amor confiando en su poder, confiando en su grandeza y su fuerza.
¡Esto es vivir por fe! Él está con nosotros y está disponible para socorrernos, para fortalecernos, para sanarnos. Si nos oye responde porque nos ama.
“5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” – Juan 15:5 (RVR1960)
Vivir por fe, es depender de Él en todo tiempo, en los buenos y no tan buenos.