Una de las cosas que Dios ha estado restaurando en todo el proceso de restitución es la relación que debemos tener con Él como Padre, ya que una de las carencias que existe en la actualidad en la sociedad es el de la paternidad donde toma lugar el espíritu de orfandad.
El enemigo usa circunstancias naturales para que veamos a Dios Padre como vimos a nuestros padres naturales, entonces vemos la imagen de Dios como alguien lejano, castigador o malo.
Dios quiere relacionarse con nosotros de una forma cercana, tal como Él nos creó como hijos.
En muchas personas no existe esa visión paternal, por lo que Dios quiere reconciliarse con nosotros no porque Él haya hecho algo mal, sino que nuestro pecado nos separaba de Él.
La cruz no solo representa la muerte y resurrección de Cristo, sino que allí también comienza la restauración entre Dios Padre y su creación. Además, muchos creen que todo esto quedó en el pasado sin entender el poder espiritual de la cruz como lo destaca 1 Corintios 1:18:
“18 Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.”
No necesitamos tener una imagen física de Jesús, de la cruz ni nadie, porque el velo del templo fue rasgado y nosotros como hijos podemos acercarnos confiadamente delante del trono del Padre sabiendo que el único mediador entre Dios y los hombres se llama Jesús.
Hay un poder espiritual en la cruz, es por ello que el enemigo quiere distraernos porque sabe que el Reino es eterno.
En Filipenses 2:5-8 vemos como Jesús murió en condición de delincuente, Él no fue a la cruz por sus pecados personales porque ningún pecado fue hallado en Él, sino que fue voluntariamente a la cruz por los pecados de la humanidad.
“5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”
En aquel tiempo la cruz solo significaba muerte, porque en ese madero se dejaba de existir, pero después de Jesús se produjo un cambio que tiene vigencia hasta la actualidad.
Dios no nos obliga a cambiar e incluso Jesús vino a la tierra y fue a la cruz de forma voluntaria, no fue obligado. Es por ello que diariamente, nosotros debemos venir a la Cruz voluntariamente a morir al pecado como también lo hizo el apóstol Pablo y quedó registrado en Gálatas 2:20
“20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”
Por tal motivo, voluntariamente como ministerio ofrecemos este servicio a Dios y a ustedes.
Conocemos que después de la cruz está la resurrección, porque antes de Cristo la cruz solo representaba muerte y todo quedaba allí, pero después de la muerte de Cristo ahora la cruz tiene un poder espiritual que simboliza su pasión, muerte y vida en abundancia.
Ahora esta vida nueva implica depender de Él, ahora Jesús nos da la directriz en Lucas 9:23
“23 Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.”
Asimismo, la cruz representa que toda relación que estaba quebrada fue reconciliada por medio de la sangre de Jesús, porque el rompió esa barrera que nos separaba y podemos mirarlo a Él cara a cara como lo menciona Colosenses 1:29-20
“29 para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.”
Mientras que en 2 Corintios 5:19 observamos como el Padre no mira nuestro pecado, porque el Hijo vino a reconciliarnos y nos da la autoridad de llevar la palabra de reconciliación para salvar a otros del espíritu de orfandad.
“19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.”
Ahora como hijos que hemos sido reconciliados podemos decir que el Espíritu Santo mora en nosotros y debemos testificar de lo que hemos recibido y como embajadores tenemos que reconciliar a otros hijos con el Padre, porque ese derecho legal se nos fue dado en 2 Corintios 5:20
“20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.”
En este día Padre Dios te pedimos perdón por todo pecado que hemos tenido en contra de ti, haznos libre de toda influencia del enemigo, quita todo espíritu de orfandad que nos separa de ti y derrama tu paternidad sobre nuestra vida. Ahora podemos expresar que somos tus hijos y usted nuestro Padre.