El propósito de la prédica de este día es entender el poder de la resurrección de Cristo y para ello debemos recibir la revelación de lo que ocurrió antes de este hecho.
Jesús antes de resucitar tuvo tres muertes, la primera fue la física que significa la separación del espíritu del cuerpo.
La segunda fue la muerte espiritual donde se cortó la relación y comunión con Dios. Jesús desde el inicio nunca se había separado del Padre hasta el momento de la Cruz del Calvario.
La tercera fue la muerte eterna donde Jesús fue al infierno por tres días, en ese lugar Jesús fue a sufrir nuestro castigo separado de Dios.
El profeta Isaías unos 700 años antes recibió la revelación de lo que iba a ocurrir, esto quedó registrado en el en el capítulo 52:14
Por qué razón a Jesús lo llevan a tal muerte? Por que pese a que Jesús no hizo nada malo, lo culparon de blasfemia por llamarse Hijo de Dios y hacer milagros en su nombre, leamos Juan 19:2-4
Jesús tenía que morir para que nosotros viviéramos, tenía que sufrir, tenía que recibir esos latigazos y tenía que sentir la ausencia de Dios como está en Juan 27:46
En la cruz ocurre un intercambio, allí el llevó las enfermedades para que recibiéramos sanidad y llevó nuestros pecados para recibir salvación, llevó nuestras maldiciones y transgresiones para sufrir lo que íbamos a sufrir, como lo menciona Efesios 4:9
Cuando Jesús fue al infierno lo hizo desconectado del Padre, pero Él mismo predijo que esto iba a ocurrir, así quedó registrado en Mateo 12:40
Antes que Jesús fuese al infierno, este estaba divido en dos partes, el Seol donde estaban todos los que habían muertos antes y creyeron en su venida y el otro el lugar de tormento donde estaban las almas de los que nunca creyeron.
Mientras Cristo estaba haciendo atormentado en el infierno por los pecados de la humanidad, en el tribunal del cielo había un juicio, pero cuando el Padre lee el libro no halló pecado en Él y en el mismo infierno se sintió un estruendo, pues el Padre envió su Espíritu para resucitar al Hijo, vayamos a 1 Pedro 2:22, 3:18 y Romanos 8:11
Ese mismo Espíritu que levantó a Jesús es el mismo que el Padre sopla sobre nuestra vida trayendo su vida Zoe, salvación, liberación y sanidad.
Estando Jesús en el infierno fue a proclamar a los espíritus encarcelados como lo estipulado en 1 Pedro 3:19, porque ya Él tenía las llaves de la muerte y el infierno, ya tenía autoridad sobre el cielo y el infierno.
El poder de la resurrección es lo que nos da garantía que Él vive, Lucas 24:5-7
Hoy entendemos por todo lo que pasó Jesús no solo en su muerte física, sino también cuando descendió al infierno separado del Padre, con esto podemos recibir una nueva revelación del poder de su resurrección que nos trae sanidad, bendiciones, liberación, salvación y vida eterna.
Ahora mismo ocurren cambios en nuestra vida y corazón, entregamos nuestros pecados y lo que nos separa de su presencia, hay un intercambio divino y recibimos el poder de la resurrección para que todo lo que esté muerto o apagado reciba vida.