Primeramente con el mensaje de este día, debemos comprender que en la actualidad se ha cambiado la adoración a Dios por hacer un entretenimiento, por tanto, necesitamos encontrar un equilibrio. La función de los adoradores es introducirnos a nosotros el pueblo de Dios en la adoración, mas no entretenernos.

Asimismo, nosotros hemos confundido la adoración como un momento para presentarle necesidades a Dios, cuando el momento de la adoración tiene que ver con Él y buscar su presencia; porque cuando usted adora a Dios por necesidad lo que canta se convierte en un ídolo. Algunos cristianos a veces convertimos las canciones en muletillas, y no entramos en la atmósfera si no es con cierta canción; si la adoración se trata de buscar a Dios, nuestra adoración no debe ser una canción que nos guste específicamente, sino que debe ser para adorar a Dios.

Es importante procurar que la adoración sea un tiempo de adorar a Dios y no de entretenimiento, tenemos que hacer que en estos tiempos finales podamos tener una adoración genuina del Espíritu. ¿Sabía usted que adorar a Dios es un mandato de Él mismo? Pues sí, eso lo podemos ver en Levítico 10:1-3, Nadab y Abiú ofrecieron un fuego extraño a Dios y delante de Jehová salió un fuego que los consumió. El mandato de Dios es que el sea glorificado mediante la adoración, cuando tenemos una adoración correcta, el Señor purifica nuestros corazones.

De igual manera, la Biblia en Apocalipsis 4:8, a través de la revelación que tuvo Juan, nos muestra como es la adoración en el cielo, expresa que estos seres vivientes no dejaban de adorar a Dios. Con esto, quiero llevarlos a entender que hay momentos en los que podemos venir y presentarles nuestras necesidades a Dios, pero también, hay un momento previo a este que es para buscar su presencia y glorificarlo.

El señor es digno de recibir la gloria y la honra, así lo dice Apocalipsis 4:11, estamos aquí gracias a Él y merece que le demos toda la gloria a él. Muchas veces honramos más a otras personas que a Dios, que cada día hace tanto por nosotros.

A través de este mensaje, yo quiero que entienda que mientras mayor sea su nivel de adoración, así será el nivel de unción que tendrá. Adore a Dios pero no por el empleo sino por lo que Él es, porque el Señor es la fuente de todo.

Pueblo si usted quiere ir a un nivel mayor depende de su nivel de adoración, si su adoración es mediocre entonces no podrá ir a niveles mayores, porque la adoración que usted presente delante de Dios es la que atrae el cielo a la tierra y es la que le abre las puertas del cielo. En la adoración entramos en relación con el Padre, si no nos relacionamos no podemos conocernos, mientras más adore a Dios más lo conozco y más me hago uno con Él.

Quiero enseñarle algo, Satanás era el que llevaba la adoración en el cielo, y cada vez que él abría su boca en el cielo algo ocurría. Por ello, al diablo no le gusta que usted y yo adoremos, porque cada vez que lo hacemos el cielo baja a la tierra.

Lo que más ataca el diablo es la adoración, tanto en la vida personal como en la iglesia, porque el ministerio de alabanza es el más atacado de todos los ministerios, sobretodo si son ungidos; por eso en todas las iglesias el problema más grande no lo dan los pastores sino los músicos, ellos son los más atacados por el diablo. Es muy difícil encontrar músicos puros y ungidos para que creen una atmósfera celestial y la gloria de Dios descienda.

Les reitero nuevamente, de su nivel de adoración dependerá su nivel de revelación, y de su nivel de revelación dependerá el nivel de la manifestación. Mientras más adoracion yo tenga, mayor presencia de Dios habrá en mi vida, y en medio de esto también está la revelación.

En los tiempos que estamos viviendo, necesitamos volver a tener ese nivel de adoración, revelación y manifestación del Espíritu Santo de Dios en nuestras vidas. Él nunca te visitará más allá del nivel de revelación que tengas, las visitaciones poderosas se darán en su vida acorde a su nivel de adoración. Puede haber temores y falta de conocimiento, pero cuando hay una adoración genuina Dios siempre hace algo, no debemos esperar que el ministerio de alabanza sea el que adore nada más, si cada uno de nosotros somos adoradores.

La Escritura nos habla de que habían tres arcángeles, Miguel que era el jefe de los Ejércitos de Dios, Gabriel era el mensajero de Dios, y Luzbel que fue creado para adorar a Dios pero se corrompió, él fue diseñado para algo pero al corromperse perdió el propósito de Dios (Ezequiel 28:12-16). Desde entonces dejó de llamarse Luzbel para convertirse en Satanás, el enemigo de Dios; porque cuando Dios te cambia el nombre te cambia el propósito, lo que quiere decir, que el nombre que sus padres les dieron tiene un propósito diferente al que Dios te dio.

Volviendo al inicio, cabe destacar que hay muchos cristianos que hoy en día no brillan, que están apagados  y eso se debe a que no adoran. Parece ser que ya la adoración no es necesaria, que la gente llegue temprano al servicio para que entren en adoración para luego recibir la Palabra, es cada vez más complicado. Se los digo de esta manera, si usted deja de regar una planta esta se va a secar, lo mismo sucede con usted, si deja de adorar entonces se va a endurecer su corazón.

Cuando la presencia de Dios desciende en su casa, significa que el Rey de Reyes acaba de entrar, cuando sientes que cambia la atmósfera es porque el Rey está en este lugar. La Biblia dice, que donde está el Espíritu de Dios hay libertad, entonces hermano, no haga las cosas por costumbre, no adore cada día de la misma manera, si tiene libertad para hacerlo diferente cada vez.

El momento en que el Rey entra usted tiene que centrarse en Él, para que su gloria descienda sobre usted, porque la Biblia dice que el se está paseando y está buscando a alguien que esté adorándolo en espíritu y verdad, pero si usted está preocupado en otras cosas Él va a pasar de largo hasta encontrar al que está centrando en adorarlo y atrae el cielo hasta esa persona para descender su gloria. La adoración provoca que seamos tierra fértil para que el deposite de su gloria y de su unción en nosotros.