Amados, en este día quiero enseñarles sobre las tormentas en la vida no esperadas, vamos a aprender de un gran hombre como lo fue el apóstol Pablo, y de cómo se vio afectado por algunas circunstancias en su vida que él no esperaba, incluyendo una tormenta.

Esto podríamos de cierta manera, compararlo a la situación que estamos viviendo actualmente con el Covid-19, que ha sido una tormenta inesperada. Aunque para los hijos de esta casa, yo he estado enseñando en los últimos cuatro años, que se venían estas situaciones difíciles y vienen otras situaciones más fuertes, es por esa razón, que nosotros debemos tener nuestro corazón y nuestra alma preparada para estas pruebas, que de alguna manera son permitidas por Dios, porque Él quiere llamar nuestra atención.

De esa manera, en Hechos 27: 20-25, Lucas nos relata sobre una tormenta repentina que vivió el apóstol Pablo, y pareciera ser que en medio de esta situación, él toma el protagonismo. Quiero recordarle a usted, que Pablo está en está barca no como un líder sino como un prisionero, que tiene que dar testimonio en un juicio que se dará en la ciudad de Roma.

En esta enseñanza bíblica, Pablo es notificado que va rumbo a una tormenta, cuando lo suben en el barco él dice que no es tiempo de salir al mar, y le hace saber a las personas que estaban llevándolo a Roma, que no era el momento oportuno para zarpar a este viaje. Eso es lo que nos ha estado diciendo el Señor por estos cuatro años, Dios nos ha estado alertando de estos tiempos finales, lo que estamos viviendo ahora, el Covid-19 es lo que Dios nos estuvo anunciando tiempo atrás.

Muchas veces estamos quietos, viene una tormenta y la tranquilidad de la vida se acaba, y viene a nosotros un estado de falta de fe, se pierde la esperanza y la paz, esto nos recuerda, que la vida no es vida sino hay miel, pero si no hay miel tiene que haber abejas, y si hay abejas, habrá miel.

Recuerde lo que acabamos de leer en Hechos, Pablo pasa de ser un prisionero a ser el capitán de esta nave, empieza a hablarles a todos los tripulantes para invitarlos a calmarse, que comieran y mantuvieran buen ánimo. Esta es la invitación que yo quiero hacerle hoy, que nosotros aquietemos nuestro corazón y nuestra alma, y nos calmemos porque esta tormenta que estamos viviendo va a terminar; déjeme decirle que el tema no es que termine sino como lo vamos a terminar.

Pero hay otras tormentas que si no estamos preparados, cuando vienen nos afectan en gran manera. Aunque no esperábamos esta pandemia, algunos ya estábamos preparados para este Coronavirus, porque estábamos alineados con el Señor.

De acuerdo a la Escritura, vemos que días antes de salir rumbo a esta tormenta dice Pablo a aquellas personas que en el invierno no debe viajarse, así lo relata Hechos 27:9-10,  “ Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo ya peligrosa la navegación, por haber pasado ya el ayuno, Pablo les amonestaba,  diciéndoles: Varones, veo que la navegación va a ser con perjuicio y mucha pérdida, no sólo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras personas”.

En este relato, Pablo como hombre y como profeta de Dios les estaba advirtiendo que no debían viajar porque estarían frente a una tormenta, él tuvo el discernimiento espiritual para ver lo que acontecería. Como vamos a conocer nosotros sobre las tempestades que pueden venir, en el versículo 11, de este texto podemos ver que el centurión creyó más en el capitán de la nave que en Pablo, eso era sabiduría humana que no tenía relación con Dios, éste hombre prefirió escuchar lo natural que la voz de Dios.

Cuando nuestro oído está escuchando lo natural, entonces vamos a tomar las decisiones de otros y no las que vienen de parte de Dios. Lo primero que debemos hacer en esta temporada querida Iglesia, es no seguir los consejos del hombre, sino seguir la voz de Dios; entonces en medio de esta tormenta les pregunto ¿qué voz estás escuchando en este momento?

La rosa por muy hermosa que es, tiene espinas, con esto quiero decirles que vamos a tener momentos buenos, pero también tendremos momentos malos. El libro de Apocalipsis nos trae la revelación de estos últimos tiempos, y muchos están enfocados en otras cosas, recuerde que las tempestades siempre vienen cuando el hombre está tranquilo y confiado, eso puede verlo en las diferentes tormentas que están registradas en la Biblia.

También, las tormentas nos obligan a soltar las dependencias del dinero, de la familia, del trabajo, de un pastor que esté orando por mí, y eso es porque la tormenta está buscando que dependamos solamente del Señor. Pablo en medio de la tormenta,  exhorta a las personas en el barco a tener ánimo y confianza en el único amparo, que es Dios.

Así como Pablo con la autoridad delegada de Jesús, les habla a estas personas, del mismo modo nosotros como hijos de Dios, debemos hablar a nuestras familias, contagiarlos de nuestra confianza en el Señor en medio de la tormenta, llevarlos a recobrar la calma y el ánimo que está pandemia les ha quitado.

Otra cosa que vemos en todo este relato de Hechos, es que la gratitud es la actitud que sostiene nuestras vidas, apartándonos de lo natural para entrar en lo espiritual, algunas tormentas golpean el barco pero no la vida. Lo que tenemos que entender hoy día, es que no puedes abandonar el barco en medio de la tormenta, puedes estar seguro en Dios que aunque la tormenta nos golpee no nos afectará, las tormentas no cesarán hasta que Cristo venga, pero el Señor siempre nos llevará a la orilla para salvarnos. ¡No temas! El Ángel de Jehová está contigo en medio de la tormenta, en medio del Covid-19, con el Señor siempre estarás a salvo.